lunes, 2 de marzo de 2009

"Se iba adentrando en el dia -en uno mas de sus dias, que hasta donde era capaz de recordar, solia pasar vagando- decidido a dirigirse tambien en esta ocasion a la acostumbrada rue des Quatre Vents, donde se encontraba el restaurante ruso-armenio Tari-Bari, donde solia gastar en bebidas baratas el escaso dinero que el cotidiano azar le deparaba". La Leyenda del Santo Bebedor. Joseph Roth

Que es, después de todo, una resaca? Otra resaca. Una mas... Notaron que el alcohol no pega siempre igual? Cuando estas bien y relajado te convierte en el alma de la fiesta, cuando estas como el orto te convierte en el rompehuevos, en el que busca un hombro para desahogarse, cuando estas “media astilla” puede ponerte agresivo, depresivo, eufórico o una mezcla de las tres cosas en etapas discontinuas. El problema es cuando se convierte en una amante cotidiana... Puede ser fabuloso, tedioso, traicionero, amistoso... Veamos: “El alcohol se absorbe por hígado y se expulsa por riñón como ciertos antibióticos y monodrogas especificas” dice mi profe de farmacología, y “causa una adicción de leve a severa produciendo trastornos de la conducta, alucinaciones, daño severo al tejido neuronal, endurecimiento hepático e, incluso, la muerte...” me cago en el. Alguna novedad? Algo que no sepa? Entonces: Para que mierda lo quiero? No te ayuda a olvidar? A embrutecerte? A no pensar? A dormir? Por fin dormir...
El miercoles me llamo Janis. Por supuesto: Cogimos. Mucho. Pero nada cambio en su cabeza de mármol (tan dura y fria). Todo quedo igual: Necesidades físicas resueltas y hasta que vuelva a necesitarme. Salimos del telo a las ocho de la noche y me interne en un bar hasta las tres de la mañana y hoy en la oficina estoy quebrado, hundido, con unas nauseas como para una parturienta, tanto es así que mientras hablaba con una docente me subió un vomito maravilloso por lo obscenamente abundante hasta la boca y tuve que correr al baño para descargar y volver a hablar con ella con un calor de sahara por la vergüenza, un sudor frío terrible por la tranca y un aliento a morgue que no me aguantaba ni yo... Particularmente siempre me considere un “bebedor social” (lo que mierda sea que eso signifique), mas bien pasivo, sin rastro de agresividad en mi borrachera... Solo un observador... Pero un borracho al fin: Por culpa de Janis en particular, de las mujeres en general, de las Urracas sobre todo, pero mas que nada: Por mi culpa (mea culpa, mea culpa, me repetía el padre Javier durante mi infancia en el Instituto Agustiniano desde mis recuerdos mas recónditos)...
Y hoy? Que paso con el día de hoy? No se... Solo me acuerdo que el día de hoy es otro día: El día de ayer. Solo que salí de la oficina, amague con entrar a clases de Anatomía II, pero que el solo pensamiento de encontrarme con un fiambre sobre el mármol (ese mármol frío y duro como la cabeza de Janis) me revolvió las tripas de nuevo (quizás los vapores de la solución de formaldehído que me recibieron en la entrada ayudaron algo) y dispare hacia afuera, hacia la calle y hacia otro bar, “Pizza Boy”, en Ayacucho y Tres de Febrero, en mis pagos, San Martín... No se por que pero mis pensamientos me recordaron que a escasos metros de ese bar habían fusilado a Camila O´Gormann unos cien años antes por algún oscuro y boludo motivo que no alcanzo a recordar... La Colo (una camarera de esa pizzería que esta muy buena y que me había servido para desahogarme hace un tiempo) me alborota un poco alrededor y se pone un poco celosa cuando empiezo a charlar con Marina, una rusa que había empezado a trabajar hacia poco, escapando de otras realidades, de otras paranoias, de otro espanto de soledades heladas, inmensas e intolerantes, de otro idioma crudo y cortante, de una soltera maternidad. Es rubia y tiene los ojos azules como el hielo de su patria, pero extrañamente placidos y tibios, y el cuero de una blancura casi celeste:
-“La pizza especial chika, viene con palmitos y una cerrrveza negrrra de prrromoción... Y rrresulta que ser un chiko interrresante y atrrractivo parrra yo...”
-“Eh?!? No te entiendo una goma, Gringa... Que decís?”
-”Yo decirrr que diecinueve con noventa... Y que me gustarrr mucho vos porrrque Colorrrada decirrr que vos serrr muy bueno y inteligente, que saberrr muchas cosas y serrr bueno parrra yo y mi hijo Düma”
Una broma cruel e innecesaria de la perra esta y, la verdad es que estoy hasta el cogote de la maldad de las mujeres.
-“Mira, Rusa, yo no soy bueno para nadie y menos para una piba como vos y con un crío chico. Treme la pizza y la cerveza y quedamos en paz, si?”
Me mira con cara de vaca y se va, pero al rato trae el pedido y me dice:
-“Yo salirrr en una horrra y vos llevarrr a yo a comerrr un helado y a pasearrr porrr ahí parrra conocerrr a yo mejorrr... Y no llamarrrme Rrrusa, yo llamarrrme Marrrina”
Y la verdad es que me dio risa (o rrrisa), así que me comí la pizza y me clave dos cervezas y la espere fumando mientras la Colo se mordía las uñas hasta los codos de bronca.
Uno de los dueños de ese local, Andrés (o Andrrrés?) de unos cuarenta años, era el que la había contratado (y creo que tenia como ganitas de hacerle pagar el favor) y era el que todas las noches la llevaba a la casa cuando terminaba el turno; pero cuando ella saludo y vino a buscarme a mi mesa para irnos me miro con una cara de orto que te la voglio a dire.
En la calle la Rusa me pregunto donde estaba mi auto:
-“En ningun lado, Marina, yo no tengo auto...”
-“Esta rrroto..?”
-“No, no esta roto: Yo no tengo coche”
-“Perrro... Colorrrada decirrr que vos tenerrr un coche nuevo y muy grrrande...”
-“Yo no se lo que te dijo Vero, pero nunca tuve auto...”
Pense que iba a dar media vuelta y se iba a ir, que iba a volver hacia la pizzería y hacia Andres, pero me abrazo y empezo a caminar en silencio y como contando baldosas por Ayacucho hacia el centro. Como a las dos cuadras nos besamos y me largo:
-”Yo tenerrr diecinueve años y tenerrr un hijo, pero yo no tenerrr un chiko para criar a Duma junto con yo. En Rrrusia no daban trrrabajo a yo y porrr eso vine aca con Ma y Duma. Nosotrrras vivirrr en Chilaverrrt. Yo serrr muy buena parrra cosas de la casa, saberrr cocinarrr muy rrriko y limpiarrr bien y serrr cariñosa y buena con chiko parrra marrrido y...”
-“Para, para...”
-“...vivirrr todos juntos muy bien porrrque...”
-“para... PARA!!!”
Se callo y se quedo mirándome. Claro: NECESITABA un marido. No tenia ganas de joder ni de pasarla bien. Era una cuestión de supervivencia y me eligio a mi como podría haber elegido a cualquier otro. Le conté. Le explique. Le dije que no, que yo no me quería casar, ni tener hijos ni una mierda de nada. Que no quería relaciones serias ni compromisos, que si quería nos tomábamos un helado o una cerveza y la acompañaba a la casa pero que no cuente conmigo.
Yo creo sinceramente que Marina no entendió un carajo de todo lo que le dije, creo que lo único que entendió fue CERVEZA, porque cuando llegamos a la pocilga que esta cerca de la estación de trenes se sentó en una mesa en la vereda y pidió una ginebra.
Seguimos un rato, yo sintiéndome medio disminuido con mis Quilmes y ella tomando ginebras a lo pavo para gran alegría de Bols. (“Nasgarovia!!!”)
Como a las once (yo bastante en pedo ya y ella fresca como una lechuga) nos levantamos y encaramos para Chilavert. En la puerta de la casa nos tomamos un buen rato para besuquernos y franelear, pero la Rusa no aflojo. La salude y era temprano asi que encare de nuevo para San Martin para ver si me encontraba con la banda en “Mama Rock”, bastante borracho y con una ereccion considerable.
En el bar me encontre con Chuck, Cheli, Anibal, el Tostau, Ser, Vagi y el Cejas, me sente con ellos y me dijeron que La Maga y las amigas se acababan de ir al boliche de al lado, a "Pio Baroja" y yo no iba a entrar a ese lugar de mierda y menos en el estado en me empezaba a poner. Mala suerte. Pedi otra cerveza y me quede ahi mirando alrededor por si encontraba alguna conocida. Nada. Cuando nos fuimos, en una de las mesas de afuera habia tres pibas tomando algo, me tire a la pileta y empece con el chamuyo. La flaca pico y me dice:
-“Sos un personaje! Por que hablas asi? Pareces un cachorrito...” (¿?)
-“Es por mi niñez... Fue muy dura... Sin amor, sin afecto... Fue muy triste, sabes?”
-“Anda!”
-“No, en serio... Preguntale a mi amigo...”
y le hago una seña a Chuck que estaba con Cheli a varios metros, en la vereda. Cuando mi hermanito llega, Cari (la flaquita) pregunta:
-“Que le pasa a tu amigo? Por que habla asi?”
-“Es que tuvo una niñez muy dura, muy triste... No sabes, pobre Tano; pero vos no digas nada, eh?”
Un fierro Chuck. Resumiendo: Cari se aflojo, la agarre de la mano y me la lleve tambaleandome a los bancos que hay entre las plantas en el boulevard de Ayacucho, y ahí estabamos, meta besuqueo y franela, ya casi a punto caramelo cuando me dio un hipo y le vomite la pizza, las cervezas y la ginebra arriba del top blanco (que a estas alturas tenia dos timbres que parecian a punto de desgarrar el tejido), se levanto puteando y medio llorando y se fue corriendo a juntarse con las otras. Yo me levante. Me cai. Me volvi a levantar y me empece a reir. Vomite de nuevo. Me limpie como pude y me fui a encontrarme con los mios que me esperaban cagandose de risa en la esquina. Mientras iba caminando hacia ellos la vi a Vero (la Colo) que no se habia perdido detalle mirandome desde enfrente y ya no me acuerdo mas: No recuerdo como llegue a casa, no recuerdo si pude dormir o no, no recuerdo como llegue a la oficina...
Solo se que esta pelotuda no para de hablar y me pregunta no se que mierda de unos cursos de posgrado y senti el vomito subiendo a la boca (maravilloso por lo obsenamente abundante), la deje hablando sola a la mitad de una frase y corri al baño a descargar...

martes, 16 de septiembre de 2008

“...y eso es todo lo que tengo que decir acerca de eso...” Forrest Gump


Ochenta y seis horas... Ochenta y seis horas y todavía no lograba dormir. Ni siquiera logre esta vez ese estado de duermevela, ese no-sueño que me permitía descansar un poco. Tenia el estomago hecho un lavarropas y la boca amarga de tabaco fuerte (había cambiado los L&M por Parissienes y, después, por Particulares 30), la cerveza se había convertido en una gaseosa cualquiera y le empecé a pegar duro al vino y a la ginebra. Casi no comía y lo poco que lograba mandar al estomago lo vomitaba. No soportaba la luz y vivía de noche, con anteojos negros, hasta que empecé a parecerme a una mala copia de Bela Lugosi. Lo peor del caso es que era completamente conciente que actuando de este modo les daba la razón a ellas, a las Urracas, pero sinceramente: Me importaba una mierda.
Necesitaba a Janis... Y estaba empezando a odiarla... La odiaba por necesitarla, la odiaba por volver y la odiaba cuando volvía a irse... Es al pedo: Los seres humanos amamos y nos enamoramos justo de aquello que no podemos tener y es cierto lo que dicen sobre el amor y el odio, la línea que los divide es demasiado tenue y yo comenzaba a darme cuenta de que no había modo, que nunca iba a ser aceptado, no importaba lo mucho que hiciera o dejara de hacer. Estaba bien que recibiera unas pocas migajas de felicidad, pero no demasiada: No podía irme bien, por lo menos no mejor que a ellos o a sus hijos, no podía quedarme con la mina mas linda: Eso ya era intolerable, por lo que volvieron a la carga con renovados bríos...
Pero... Es que no me van a dejar en paz? Yo se (como ellas también saben) que sus intenciones no son buenas, que no es cierto que actúan en interés de sus cachorros, las muy perras. Solo que resulto útil, practico para echar culpas por frustraciones y fracasos que no son míos, que son suyos, pero no pueden ni quieren enfrentar. Lo que mas me asusta del tema (porque yo también siento miedo, a veces, pocas veces, pero me pasa) es que me suena a sanata, a simple y mortal aburrimiento de ama de casa frustrada e insatisfecha, a crisis menopausica y cincuentona... Yo no tengo la culpa de que se me pare el pito, es una función biológica que tiene que ver con el fluir de la sangre desde el corazón hacia otros músculos bastante mas interesantes y tampoco tengo la culpa que esa hemodinámica me salga bien a mi (con o sin la participación de sus hijas) y no tanto a sus maridos.
Todo hubiese sido tolerable si Janis se hubiese quedado conmigo, pero cuando ella se fue, la cabeza me hizo un click y llegue a la conclusión, al horrible conocimiento de que las mujeres me hacían mal. No, no las mujeres: Las relaciones con ellas y su entorno, y tome la triste determinación de no relacionarme nunca mas con ninguna y hacerlo con todas al mismo tiempo... No iba a volver a exponerme de ese modo y decidí que el amor estaba sobrevaluado, que resultaba dañino para un tipo como yo que estaba a medias domesticado, aunque me rompiese el culo para estar a la altura del resto... Era al pedo: Nunca iba a estarlo... Urracas de mierda...

martes, 22 de julio de 2008

“Los amantes no podían ni vivir ni morir el uno sin el otro. Separados, no era vida, ni tampoco muerte, sino vida y muerte a la vez." J. Bedier, Tristan e Isolda, XV.


Esperar en un café. Esperar. Últimamente se había convertido en una costumbre nada sana. Esperar a un amigo para desahogarme, esperar a una mujer para que me consuele. Esperar a Janis sabiendo que no iba a venir.
Una vez que si vino me dijo que no podíamos seguir juntos, que su familia no lo aceptaba y que no iba a aceptarlo nunca, que no tenia las fuerzas para luchar con su carrera, mi presencia en su vida y la continua batalla en su casa. Que me amaba pero que teníamos intereses distintos (¿?), que siguiéramos como antes...
Días después, en otro café volvió a venir: “Que no puedo vivir sin vos, que te extraño, que te llame a todos los teléfonos, te busque en todos los bares y no estabas... “(¿?)
No dejan de sorprenderme, nunca termino de aprender sobre ellas (pero debo decir que el costo era demasiado alto: Mi salud mental, ya de por si bastante deteriorada, y mi vida, peligraban demasiado con este aprendizaje).
La odie... El tema de los corazoncitos fucsia en su agenda me quemaba como un ácido, pero no podía decírselo... No se por que, pero no podía hablar de esto con ella; y ahora, esta cobardía suya, este dejarme solo en la estacada...
Estaba MUY enojado con ella y quise vengarme, como con La Maga, pero no sirvió. Fuimos a un telo de Av. Marquez (el “Colt”) un domingo a las tres de la tarde. Pasamos por todas las posiciones del Kama Sutra y del Ananga Ranga, la use como a un Efestion, como a un pederasta cualquiera, hice que se tragara mi semilla, la embadurné por completo con mi prole sin germinar, la cabalgue como a un caballo desbocado, permití que me monte como en un rodeo, la lamí por completo hasta el nacimiento del pelo. Salimos a las diez y media de la noche... Le encanto: Estaba feliz como una Susanita el día de su casamiento.
Pero no sirvió de nada. Ella me necesitaba de un modo físico solamente. Socialmente yo tenia vedados casi todos los ámbitos que frecuentaba (ni hablemos del familiar). Unas pocas veces me pidió que la acompañara a distintas reuniones, pero solo aquellas en donde mi presencia hacia juego con su ropa: Una obra de teatro under, algún recital de rock, unos pocos cumpleaños de amistades con intereses similares a los míos. En el resto de su vida, yo desentonaba, estaba fuera de lugar como chupete en el culo. Sencillamente: No le alcanzaba el amor.
El día que me pidió que me vaya, estaba solo en un café esperando a Chuck, escribiendo y dibujando. El me contuvo, me contó algo de su vida que guardaba similitudes con mi situación, pero en su caso el final había sido feliz.
Un día gris, de esos que tiene Buenos Aires en invierno durante el “veranito de San Juan”: Mucho calor y con una garúa finita y persistente. Estaba envuelto en una neblina de nostalgias y decidí tomar el tren. En la estación, mientras esperaba, me quede fascinado con una piba que bailaba sola arriba de unos escombros, empapada, loca perdida, de alcohol, merca o amor. Escuchaba la música que salía por el altoparlante y bailaba sola en precario equilibrio sobre unos ladrillos, debajo del chorrito de agua que caía por desagüe del techo del anden, cantando mal pero con un sentimiento visceral entre la gente que pasaba alrededor sin mirarla, indiferentes a su locura... Perdí dos trenes mirándola estupidizado, perdido entre los pezones rosados que se translucían de su remera blanca y pensando: “yo necesito algo así, alguien a quien no le importe una mierda de nada ni de nadie, alguien loco, en su propia nube de pedo, indiferente a la indiferencia y a lo que puedan decir u opinar y...”
Me estaba mirando. Levante la vista de sus pechos y me clavo esos ojos alucinados y... Me escape como rata por tirante, subí al tren que acababa de llegar y vi por la ventanilla que me seguía mirando, ya sin bailar, sin cantar. Solo parada ahí, mirándome como a través mío... Debería haberme quedado, intentar un acercamiento... Pero me fui.
Dos días después, en este café, esperando a Janis que me había vuelto a llamar y temblando de incertidumbre, con los nervios destrozados de no saber que iba a pasar, con que carajo iba a salir después.
Llego contenta, me beso, charlamos, nos reímos, tomamos cerveza. Era maravilloso: Todo estaba en orden, todo volvía a ser como antes. Estábamos relajados, felices, riéndonos a carcajadas, besándonos entre sorbo y sorbo, entre las colillas de los cigarrillos y salimos a la calle abrazándonos fuerte por el frío de la noche que empezaba a caer, mas enamorados que nunca. No pudimos esperar, muertos de deseo, empezamos en el asiento de atrás del remis, con el chofer mirando por el espejo retrovisor, sin que nos importe una mierda la calentura del pobre tipo y, en el telo, nos tomamos todo el tiempo del mundo, nos perdimos entre caricias y besos y abrazos y cogimos muchas veces, de muchas formas... Hasta el otro día en que nos subimos flotando al remis que por algún raro sortilegio de los Dioses o del Destino era el mismo que nos había traído, con el mismo chofer que seguía con la lengua afuera.
Antes de dejarla en su casa nos besamos como nunca nos habíamos besado antes y... Me dijo que estaba muy enamorada, que no podía manejar esos sentimientos, que me amaba tanto, tanto que había sido la ultima vez, que no la obligara a elegir entre su familia y yo y que ya no íbamos a estar juntos, que era mejor que no nos viéramos mas por lo menos por un tiempo la puta madre que la parió.
Ya era de día y camine solo hasta la estación de tren, buscando a la loca, a la que bailaba sola y alucinada bajo la llovizna y que, por supuesto, no estaba. Y no llovía, brillaba el sol... Pero yo tenia el alma llena de nubarrones.

lunes, 7 de julio de 2008

"Amar es vivir y morir por una apuesta maldita que hacemos sobre lo que pasa en el alma del otro." Antiguo proverbio


Estuvieron enamorados alguna vez? Dicen los que saben que a todos nos pasa, por lo menos una vez en la vida y que ese amor, EL AMOR que se siente por esa persona, ya no vuelve a sentirse; por lo menos no en ese grado de pureza... Pero a mi ya me estaba pareciendo otra cosa, me estaba pareciendo que “los que saben” no saben un carajo en realidad, y que todas esas historias sobre “EL” amor de su vida eran historias no concretadas, una crónica de frustraciones y nostalgias...
Todos, o por lo menos la gran mayoría, cuando te hablan del amor de su vida no están hablando de su pareja sino de una relación rota de la que recuerdan solo fragmentos, solo las cosas lindas y siempre fue una relación que se deshizo por culpa de alguien mas...
Pero es mentira: En una pareja las cosas se realizan o no se realizan de acuerdo a las ganas y la voluntad de las partes: El resto del mundo no tiene un carajo que ver ni que opinar...
Resulta que al final yo soy exactamente igual que todos los demás: No soy especial, no tengo nada en mi fuera de lo común: Resulta que tengo dos brazos, dos piernas, dos ojos (bien bonitos, por cierto), un pito (de tamaño medio, nomás) y sangro como cualquier otro. Puedo ser engañado como cualquiera y puedo sufrir igual que el resto, puedo crear castillos en el aire como todos y venderme y comprarme cuantas fábulas felices se me canten...
Y eso fue exactamente lo que me paso: Arme un producto, lo desarrolle, me lo vendí a mi mismo y lo compre sobrevaluado, pero feliz de pagar el precio y conciente que era carísimo, me sumergí en una deuda con mi propia vida que aun hoy no termino de pagar: JANIS...

Al final ella tampoco le dijo nada a su familia, de eso se encargo su ahora ex-novio aunque mucha falta no hacia: La madre será una Urraca pero de boluda no tiene un pelo.
Si bien era común que yo fuera a su casa y me encerrara con ella en su habitación o salieramos juntos unas horas a boludear por ahi, algo se olía: Empezó por no pasarle mis llamados y por sospechar que todas esas rosas anónimas que recibía (y que Janis colgaba cabeza abajo para secar y conservar logrando únicamente llenar su pieza de pulgones y del olor dulzón a flores pasadas típico de las Salas Velatorias) tenían como remitente a este pobre Sapo que por una vez en su vida quiso hacer las cosas como se supone que deben ser hechas e hizo todo lo que se supone que un buen novio debe hacer.
El ex apareció por su casa un día cualquiera con un frasco de miel (el tipo estaba al pedo así que jugaba al Apicultor) en un horario absurdo en que era imposible que Janis estuviese y se lo regalo a la madre diciéndole que era triste, que era una lastima, pero que las cosas entre ellos no habían funcionado y que Janis se había enamorado de su mejor amigo (¿?), pero que en virtud de los años transcurridos y el aprecio que le tenia (el muy hijo de puta hablaba pestes de su suegra hasta hace unos días) le regalaba ese frasco de miel, fruto de su primera cosecha y del sudor de su frente, que había reservado cuidadosamente para cuando llegara el primer hijo que ya no vendría... Si mi “suegra potencial” me odiaba antes, imaginen ahora... Imagínense a las Urracas, a las madres de Janis, de Nun, de La Maga y del Lobo, reunidas en franco aquelarre con el meñique arqueado sobre las tazas de te y los scones de mierda que hornearon para la ocasión. Hablando de mi... De mi!!! De mi, que no quería otra cosa que ser aceptado, que pasar desapercibido, un árbol mas en el bosque...
Me entere de todo esto por boca de Janis , con la que me seguía viendo a escondidas y estábamos medio juntos medio separados: Ella había empezado las clases, el ultimo tranco que le faltaba para ser una profesional, en la UADE, y me esperaba en la parada del colectivo a las ocho menos cuarto, subía y nos íbamos juntos hasta mi oficina... Un par de veces nos bajamos y echábamos uno rapidito en el Campus (una de las veces nos agarro un custodio en pleno coginche dentro de un quincho abandonado, pero el tipo me reconoció y me debía un par de favores así que la cosa no paso a mayores).
Ella estaba rara, distante, me volvía loco: Un día me llamaba dieciocho o veinte veces y me decía que me amaba, que no podía vivir sin mi. Al otro, desaparecía y, cuando yo la llamaba me decía que necesitaba aire, espacio, que extrañaba al novio, que cinco años era mucho tiempo...
Me paso algo espantoso por aquellos días: La Directora de la Biblioteca (la oficina para la que yo trabajaba en la Facultad) era también Secretaria Adjunta de ABGRA(*) y necesitaba alguien eficaz, eficiente y de confianza para una convención que organizaban en la Feria del Libro y me ofreció el trabajo a mi. Duraba algo mas de una semana, muy buena plata y yo, que siempre estaba a la pesca de algo que me permitiera mejorar mi situación para ser uno mas del montón acepte encantado. Había que ir de traje y bien presentado y no fue hasta ese momento que Janis me pidió que la acompañe un día cualquiera hasta la UADE: Quería mostrarme... Me convirtió en un accesorio de moda, como una cartera, una gargantilla o una pañoleta. Casi vomito del asco...
En el medio, uno de los días en que ella desaparecía, la llame y me atendió la madre: Me trato muy mal y, antes de que pudiera decirle nada, colgó el teléfono. Pasaron unas horas y no me llamaba así que decidí ir hasta su casa... Volvió a atenderme la madre, me dijo cosas horribles, me insulto, me puteo y me carajeo de un modo que nunca hubiera esperado, pego un portazo y me dejo temblando de furia y estupor en la vereda...
La Feria del Libro ya terminaba y estábamos comiendo en una pizzería de Villa Urquiza, cuando Janis me dijo que se iba el fin de semana largo (Semana Santa) a Mar del Plata con el ex novio, que tenían el departamento alquilado desde antes de lo de Necochea y que no quería perder la seña y la puta madre que la parió... Me dejo echo una masa informe de mierda pero no había modo de evitarlo, así que pague la cuenta de la pizzería y me la lleve al telo que esta frente a la estación Colegiales decidido a darle la mejor fiesta de su vida: Si me iba a cagar, que no fuera por abstinencia... Y, en lo que se refiere a fiestas, se la di: Entramos a las once y media de la noche, salimos a las cuatro de la mañana... La bese en la esquina de su casa y la mire: Esos ojos... Esos ojos marrones (no azules, no verdes, no grises... Marrones: Un par de ojos del montón pero dulces como pocos he visto) me miraron mas que enamorados y pude volver a respirar: Ella me amaba o, por lo menos, me quería y me dieron una sensación de seguridad que el tiempo demostraría ser mas falsa que billete de tres pesos.
Ni falta hace decir que se fue a la costa con el salame... Era demasiado decidida como para hacer nada al respecto y yo... Bueno: Yo odio rogar...
Cuando volvió, un domingo a la noche me llamo, no dejo pasar el tiempo y me llamo y eso me dio mas esperanzas (aunque este Sapo sabe mas que bien que la esperanza es la paciencia de los imbeciles)... Quedamos en vernos al otro día a la noche en un Pizza Libre de San Martín para cenar.
El lunes se hizo interminable pero paso, y me junte con Janis en la pizzería. Comimos, tomamos cerveza, nos reímos un poco, hablamos... Ella me dijo que era parte del proceso, del luto, que cinco años y pico, que no había pasado nada y bla, bla, bla y empezó a toquetearme por debajo de la mesa cada vez que la camarera se acercaba a preguntar si necesitábamos algo mas... Yo le creí una parte y el resto no, pero supongo que, de algún modo, NECESITABA creerle. En un momento ella fue al baño y yo agarre su agenda para escribirle algo lindo o hacerle un dibujo, para desinflar un poco la montaña de tensión que había entre nosotros y, entonces, lo supe...
Algo tengo que decirles acerca de Janis: Era mi mejor amiga, casi mi hermana. Yo sabia TODO acerca de ella y era la mente mas estructurada y mas organizada que puedan imaginarse. Yo sabia que desde su primera relación anotaba cuidadosamente en fichas el día, la hora y con quien. El ritmo de vida hacia que lo consignara en su agenda con unos simpáticos corazoncitos color fucsia con la inicial del afortunado hijo de puta en el medio para no olvidarse y después pasarlo a una ficha Nº 3. Bueno, además de las múltiples “T” de enero a esta parte (por que cogiamos como animales en celo) había unas cuantas mas recorriendo el alfabeto.
Pedí otra cerveza y la cuenta. Yo le podía perdonar las “R”, las “J”, las “H” y las “G”, pero no podía perdonarle las “JI”... En otra época de mi vida yo hubiera podido pesar la enorme cantidad de anotaciones que me correspondían contra las pocas, poquísimas, que les tocaban al resto, pero ahora no... Lo que no le podía perdonar era la mentira y acaba de mentirme descaradamente. Por un momento pensé en pagar la cuenta e irme a la mierda para no volver a verla nunca mas, pero decidí quedarme y hacerle saber que YO SABIA.
Cuando volvió del baño pague y salimos, hacia un frío de re-cagarse y yo, como siempre, andaba sin un mango. Quise decírselo, les juro que quise decirle que ya sabia todo, pero estaba tan linda que no pude y terminamos cogiendo en el zaguán de una casa cualquiera frente al Comando Radioeléctrico de San Martín y, mientras se la metía, así de parados, me puse a llorar. No se por que, pero si antes me sentía desgraciado en ese momento solo podía pensar en una gillette mordiéndome las muñecas.
Caminamos unas cuadras mas y en la esquina de su casa (yo no podía acompañarla hasta la puerta) se lo iba a decir y... Tampoco pude. Cogimos otra vez, de parados nomás, contra el tronco de un árbol en la vereda. Me beso y se fue a dormir y me dejo ahí, tirado, sin nada, mas pobre que una laucha. Pobre de amor, de afecto, de aceptación y cariño. Huérfano de caricias...
Perdí todo por ella, lo poco que tenia y que me había costado años conseguir... Mire para adentro, me estudie cuidadosamente a mi mismo y la puta madre que la parió: Todavía la quería...


(*)ABGRA: Asociación de Bibliotecarios Graduados de la Republica Argentina

martes, 17 de junio de 2008

“Hay momentos en nuestra vida en que tenemos necesidad de ser canallas, de ensuciarnos hasta adentro, de hacer alguna infamia, yo que se... de destrozar para siempre la vida de un hombre... y después de hecho eso podremos volver a caminar tranquilos”. El Juguete Rabioso, Roberto Arlt


Estaba raro, como insensible. Desde Vero no había vuelto a tener mujer estable, pero tampoco la buscaba. Tenia a Adriana en la oficina y a la Colo, una camarera de Pizza Boy. Adriana había resultado fabulosa en la cama: Cogimos en el parque, en el deposito de libros, en la sala de calderas, en mi oficina, en la suya, en el auditorio de Medios Audiovisuales una vez que cubrí al Coyote que había ido a hacer unos tramites y, de aburrido la llame por el interno. Fuimos un par de veces al telo de la calle Empedrado y una de las veces vino con portaligas y trajo un juguetito. Riquísimo...
Creo que tenia medio intención de formalizar conmigo, pero desde la Maga yo no quería saber nada de noviazgos ni relaciones estables.
Con respecto a la Maga yo había cambiado mucho mi modo de pensar y había pasado de modo casi automático de un amor despechado a un desprecio tranquilo cuando, un sábado, me la encontré con unas amigas en Mama Rock donde Chuck, Ser, Aníbal, el Cejas, el Tostau y yo estábamos tomando unas cervezas. Se sentaron con nosotros y ella graznaba a todo el que quisiera escucharla y a voz en cuello, lo bueno que era su novio, la plata que tenia, el auto que tenia y lo bien que le había caído a su familia; pero cuando se iban se inclino para saludarme y la hice sentarse en mis rodillas, le mordí el cuello y le susurre dos boludeces: Ese fue todo el trabajo que me costo llevármela al Colt, un telo de Av. Márquez.
Por lo demás, mi vida seguía como siempre: No podía dormir, los mismos trabajos, la misma gente...
Janis me llamo un par de veces para charlar, para apoyarme, porque creía que seguía con el luto de mi relación con la Maga, pero en realidad hablábamos mas de ella que de mi: Estaba mas relajada ahora, que estaba de vacaciones, pero el ultimo cuatrimestre de facultad la había dejado agotada. Estaba teniendo algunas dudas sobre su relación con su novio, con el que estaba hacia mas de cinco años y con el que suponía que se iba a casar pronto. Si bien yo medio trabajaba con el y era muy amigo de su padre, me entere por Janis que el tipo se inscribió en la facultad pero hace mas de un año y medio que no va, que cuando todo el mundo piensa que esta ahí, en realidad esta en su oficina (la del padre) jugando con la computadora o en casa de Janis. Por una cuestión de “honor entre hombres” yo medio lo defendí al principio, pero a medida que Janis me iba contando mas y mas cosas, yo iba teniendo la pavorosa certidumbre de que el tipo era un cretino, que tenia todos los privilegios que a mi me habían sido vedados y que los dejaba ir, los dejaba pasar, como si tal cosa y me empecé a poner de su lado. La cosa es que, no se bien como, hicimos una especie de apuesta, una especie de desafío, medio en joda medio en serio, donde si yo “ganaba” las alternativas iban desde una cena preparada por ella (dudoso deleite gastronómico) hasta un revolcón de aquellos. Seria bueno aclarar que, pese al perfecto cuerpo de bailarina, los ojos dulces, del mutuo afecto y amor que nos profesábamos, de haber dormido mas de una vez casi en bolas y “de cucharita” sin que pasara nada y de los castos besos en la boca que nos dábamos (picos que le dicen), ni siquiera me pasaba por la cabeza la idea de tener sexo con ella... Creánlo o no, diría Ripley, pero la realidad es que, si bien la amaba como pocas veces ame a nadie, era otro tipo de amor, el que se profesa a una hermana, a una amiga muy querida, hasta que en Moreno (Provincia de Buenos Aires) hizo una especie de “sanguchito” entre el Tostau y yo, acostados los tres entre las hojas secas de los robles (pero de mi lado se frotaba y del otro no). Yo acababa de recibir una carta de La Maga (una de esas cartas que escriben las mujeres destinadas a rompernos las pelotas y desequilibrar todas las teorías que habíamos formulado mentalmente acerca de la ruptura en cuestión), por lo que andaba de un humor de mierda y acepte el frote y hasta colabore un poco con el.
Unas semanas después, hice un viaje al sur con el novio de Janis, propiamente al culo del mundo, a Tierra del Fuego, país de los Selk´Nam, donde en las cortas noches de verano hablamos de este tema sin llegar a ninguna conclusión valida (por lo menos en lo que a mi respecta).
Cuando volvimos del sur, salio otro viaje hacia el este, a la costa: Necochea.
Fui medio solo, con el Cejas, Chuk y Waldo; pero también iba la Maga... Y Janis...
La Maga, pese a estar “de novia” con el mentado boludo que le caía bien a sus padres, se cogió a un pobre forro de La Plata (quien se quedo enamorado como un adolescente) y medio me alboroto un poco. Janis, como siempre, se ocupo de cuidarme para que no me mande ninguna cagada a ese respecto y no volviera a caer perdido (una vez mas) entre sus brazos... Como al quinto día, estábamos todos en la playa y nos quedamos solos, Janis y yo, y empezamos a hablar. En un momento, ella me empezó a contar del rechazo físico que sentía hacia su novio y se puso a llorar... Todo paso muy rápido: La abrace, la mime, le dije cosas lindas para que se ría, la bese... La bese, la bese y la bese... Me devolvió los besos y... Creo que fue culpa mía: Nos estábamos besando con una desesperación digna de mejor causa, de telenovela brasileña o venezolana y, cuando abrí los ojos, la cara de orto de la Maga que venia de la mano del pobre boludo de la ciudad de Dardo Rocha y las diagonales y que no entendía nada del conflictivo triangulo por lo que venia con una sonrisa tipo Forrest Gump, me dijo sin palabras que era el principio del fin: Todo mi entorno y el de Janis se iba a enterar y ya nada iba a ser como antes...
Janis tuvo una crisis nerviosa y se puso a llorar y a gritar en el suelo, sus amigas la rodearon y no me dejaron espacio para hablarle ni decirle nada... Me fui solo de esa playa y me senté debajo de un árbol para poner en orden mis ideas: Janis iba a perder a su novio, yo iba a perder todo lo demás...
Tenia que renunciar, no podía seguir trabajando con el padre del novio engañado, esa amistad iba a romperse y me iba a quedar (una vez mas) en la picota, en el banquillo de los acusados. Muchos de mis amigos iban a darme la espalda...
Mas tarde, Janis y yo nos juntamos a charlar y le propuse estar juntos, en pareja; pero ella me miro raro sin contestarme... Me asuste por su mirada y le dije que nos conocíamos demasiado, que nos entendíamos desde siempre, que el único ingrediente que nos faltaba para ser la pareja perfecta era la atracción sexual o física y que ahora... Ella me empezó a besar y me dijo que hace milenios que sentía atracción por mi, que por eso nunca toleraba la cercanía de alguna de mis novias y cogimos ahí, entre la arena y las agujas perfumadas de los pinos de Necochea, con el sonido del mar rompiendo contra la costa flotando alrededor nuestro... Se acurruco contra mi pecho con los ojos cerrados y se durmió ronroneando... Prendí un cigarrillo y me quede mirando las espirales de humo: Estaba enamorado otra vez...


Claro que, tratándose de mi, no podía ser todo tan fácil: Quedaba pendiente el tema del novio y su padre, de sus amigas y los míos, de su familia y de la mía, de mi renuncia y... de la Maga...
Yo no me sentía muy obligado a ese respecto, pero ella estaba entre el grupo de Janis, así que no quedo otra que tener una charla a solas con ella.
Estaba furiosa. Me dijo que le había faltado el respeto (¿?), que después de lo que habíamos vivido juntos no podía hacerle una cosa así (¿?), que al final habían terminado teniendo razón sus padres acerca de todo lo hijo de puta que yo era (¿?) y ahí perdí la paciencia: Le hice saber que yo sabia desde el principio que había empezado con su nuevo novio mientras estábamos juntos y se quedo con la boca abierta a la mitad de una frase y aproveche su estupor para seguir hablando yo: Le recrimine sus frigideces, sus falsas acusaciones y las de sus padres, su comportamiento de adolescente estúpida y calentona que le hizo ponerle cuernos al tipo con el que recién esta empezando a construir su pareja con un fulano al que acababa de conocer y a la primera oportunidad y, por ultimo, le recordé que ya no estábamos juntos por su propia elección y decisión de su familia por lo que no me consideraba obligado a darle explicaciones de ninguna índole y... Se puso a llorar. Bajo la cabeza y se puso a llorar en silencio, sin sollozos, con grandes lagrimones que le corrían por la cara. La abrace, le pedí disculpas por el tono, pero no por el contenido y ella intento besarme, pero la rechace y me miro de un modo horrible. Nos fuimos, ella terriblemente angustiada y yo feliz de haber podido escapar a sus avances por primera vez.
Mas tarde, le conté todo a Janis, le mostré la carta de renuncia que había escrito para mi amigo y le pregunte como seguíamos, cuando se lo hacíamos saber a su novio y de que modo... Ya sabemos: “Tres puntos no alineados forman un plano”, “El triangulo es una estructura indeformable” y, la verdad, me cago en Euclides y todas sus teorías geométricas, porque en el mundo real, en la triste realidad que nosotros pisamos, en un triangulo uno de los vértices siempre termina dañado (y por regla general, ese vértice, siempre soy yo). Janis me dijo que se lo iba a decir ella, que iba a pensar y preparar el terreno, que el momento adecuado no estaba lejos y le creí...
Volvimos de la costa y pasaron los días, ni la familia de Janis, ni la mía, ni su novio estaban al tanto de lo que pasaba o había pasado aunque todos lo suponían. Ella dilataba una situación que, ya de por si, era insostenible: Nos veíamos y nos queríamos comer a besos, frotarnos, lamernos. No dejábamos pasar oportunidad sin coger, sin franelear, pero todo era a escondidas: Un secreto conocido por todos.
Un día, como un mes después de haber vuelto de la costa, no aguante mas y se lo dije:
-O se lo decís vos o se lo digo yo
-Ya lo sabe-
me contesto-Viene para acá a hablar con vos
-Conmigo? Y de que mierda quiere hablar conmigo?
Al parecer ella no le dijo nada, el tipo hizo caso de los rumores y estuvo haciendo llamadas, preguntando. Mis amigos armaron un muro de silencio alrededor mío, como cuidándome, pero alguien se lo confirmo y el se lo echo de golpe a Janis y sin previo aviso. Ella se sintió sorprendida y le vomito todo, del modo innecesariamente cruel que es habitual en las mujeres asi que después del rosario de insultos y puteadas adecuados para la situación el tipo vino a buscarme y cuando llego, se sentó prudencialmente del otro lado de la mesa con una cara de acelga que movía a la compasión y empezó a farfullar muy bajito con un temblor de labios que no le permitía hablar con claridad. No, no era la traición... Me tenia miedo. El pobre tipo tiritaba de miedo y eso hizo que yo sintiera mas lastima por el todavía:
-Corta el rollo-le dije-Que queres? Que viniste a preguntar?
El la miro a Janis y me lo escupió temblando
-Que paso? Eso quiero saber... QUE CARAJO PASO?!?
-No te hagas la película, no paso nada... Nada importante: Estábamos los dos mal, lloramos, nos abrazamos y la situación nos desbordo. Si me queres pegar, hace de cuenta que tengo las manos atadas, no me voy a defender...
Se desarmo. No se que mierda esperaba pero, evidentemente, no era eso... Me miro desconcertado y se levanto, agarro a Janis de la mano y se fueron dejándome solo. Yo estaba dispuesto a dejarme cascar solo para que no se sintiera tan mal, para que todo el jodido asunto tuviese sentido, para que sintiera como que había cumplido con su deber de “Macho Argentino”, que había reafirmado su propiedad, pero se levantaron y se fueron. Una hora después ella volvió, feliz, liviana como si se hubiera sacado una Caterpillar de encima, me mato a besos y me dijo que ya estaba, que la había puteado, que había llorado y que se había ido... En suma: Que éramos libres para hacer lo que quisiéramos, pero (porque siempre hay un pero) no quería que su familia lo supiera todavía y ahí el corazón me dio un vuelco: Por si no lo recuerdan la madre de Janis era de la Cofradía de las Urracas, fue justo “la madre” que lloro emocionada cuando termine el secundario en la escuela nocturna pero que me destrozo con la Urraca Mayor mintiéndole a la madre del Lobo, diciéndole que yo lo había emborrachado una noche en que ni siquiera nos habíamos visto. También había participado bastante de las mentiras que las urracas les decían a la madre de la Maga.
Ahora bien: Ella era hija única y la flor mas cuidada de ese jardín. Si los padres de la Maga (la tercera de cuatro hijas) no me habían aceptado, no había motivos para suponer que esta vez iba a ser distinto; pero Janis parecía tan feliz y estaba tan linda que pese mas fuerte en la balanza el sollozo académico que la mentira descarada demostrando la sabiduría de Martin Fierro: “Es zonzo el cristiano macho, cuando el amor lo domina...” y nos fuimos a un telo...
No lo supe hasta que fue tarde, pero en ese preciso momento comencé a cavar la fosa y llenarla de mierda para hundirme en ella hasta el cogote...

miércoles, 24 de octubre de 2007

"Si Dios viviera en la Tierra los hombres arrojarían piedras a sus ventanas." Proverbio Judío

No podía dormir... Así empezó todo: Pasaba las horas en mi cama, a oscuras, y no podía dormir. Cuando pasas varios días en duermevela todo se desdibuja, todo adquiere un valor distinto, los relojes se vuelven endemoniadamente lentos y tenes una percepción distinta de las cosas. Los cuervos del sueño revolotean alrededor y tratas de espantarlos, de esconderlos bajo la cama, pero no sirve.
Trate todos los medios imaginables: Me aprendí de memoria mi extensa biblioteca y fue peor, porque pasaba la noche rumiando algún pensamiento ajeno para no perderme en los míos y era lo mismo y ocupaba extensas superficies de neuronas con datos totalmente al pedo. Probé desde el vaso de leche tibia hasta aturdir mis sentidos con alcohol y, después, con una infusión de Passiflora caerulea que una vieja curandera correntina me había dado como remedio infalible contra el insomnio y también fue peor porque no era exactamente dormir, era un estado de semi-inconsciencia, con sueños andrajosos como murciélagos que se agitaban en cada intento de perderme en el sueño y me despertaban, y así transcurría cada noche, hasta la madrugada en que caía en un estado de no-sueño que hacia que no escuchara el despertador y llegara inevitablemente tarde a uno de mis trabajos, en la Facultad de Veterinaria...
Ya dije que el tiempo tenia otro valor? Que los relojes giraban mas lentos? Es increíble como en un viaje de cuarenta y cinco minutos (Ballester-Agronomía) uno puede ver desfilar su vida en sus aspectos mas negros y negativos... Quizás sea conveniente en este punto dar una breve descripción de mi persona orientado hacia quien me lee y no tuvo la desgracia de conocerme personalmente: Soy un desastre. Si, lo soy, y no precisamente porque yo lo haya querido o por rebeldía, así me salió. No tengo familia inmediata y estoy estúpidamente enamorado de una estúpida; La Maga, mi novena novia y mi décimo octava “relación” con el sexo opuesto, que desembarco en mi vida hace un año y medio, cuando yo comenzaba a padecer la mayoría de edad, decidida a complicarme la existencia y hacerla lo mas miserable posible contando para ello con la eficaz ayuda de sus progenitores y los de otras personas cercanas a mi. También cabe destacar que el hecho de ser huérfano no debiera ser importante a la tardía edad de veintidós años pero cuando los padres (especialmente: Las Madres) de todo tu entorno se dedicaron durante tu adolescencia a deducir que por no gozar de progenitores con vida tenes que ser, necesariamente, drogadicto, alcohólico, mujeriego, ladrón, timbero, vividor, obseso o, cuando menos, homosexual; comenzas a pensar que algo malo tiene que haber en vos, que no tenes a tu lado nada tan excelso como ellos para maleducarte ni destrozarte la autoestima y, de paso, les sirve a ellos de patético ejemplo de que “nosotros no tenemos esos problemas”, “eso pasa cuando no hay un adulto responsable que los guíe, pobres criaturas” y no nos olvidemos de lo practico que resultas para echar culpas cuando su hijo vuelve fumado y completamente borracho de madrugada y convierte la habitación y el baño en un espanto de vómitos y comidas a medio digerir merced a la mezcla etílica-cannabiodea. Es inútil explicar que su hijo y yo no estuvimos juntos esa noche, que salió con otra gente, que yo (en esa época) no conocía ni el olor de la marihuana y que mis escarceos con el alcohol no habían pasado de una lata o dos (225 cc por lata, contenido neto) de ANCTARTICA, una muy mala cerveza brasileña, en la escalinata de una pinturería de Ruta 8 los sábados a la noche, era en vano: Siempre era mi culpa, mas si su hijo tenia una hermana que alguna vez había sido medio novia mía y que, justamente por esos motivos había dejado de serlo.
Que hacer si pensar no te deja dormir? Terminas en un bar. No por el alcohol sino por la fauna, un paisaje urbano mas digno de un zoológico que de una ciudad, pero que tenia una abundante cuota de interés para quien quiere pensar de si mismo como un estudioso de la naturaleza humana en general y de la naturaleza femenina en particular.
Quien creen que se puede encontrar en un bar a las tres de mañana de un martes? Gente muy marginal: Dos “chicos de la calle” de no mas de seis o siete años durmiendo en la vereda, apretaditos por el frío, debajo de un cartón, frente al “blindex”, colectiveros, feriantes, panaderos, taxistas, buscas, cirujas, borrachos, punteros, fiolos, putas que besan con la pasión de un hermano, ladrones con corazones de héroes... Y estoy yo... Yo que no puedo dormir, que estoy mas solo que loco malo, que escribo lo que veo en una servilleta roñosa. Pero no cualquier bar... O si, cualquiera: Bar-Tolo, Bar Gloria, Puerto Arzeno, Prielo, El Urbión, Popeye, La Casa de Mi Abuela, Planeta Pirata, El Gallego, La Farola, El Oriente, Nastase, Hendrix Bar, Viejo Lobo, Mama Rock, El Argentino, Café del Tiempo, La Santa Maria, El Escandinavo, Graff Zeppelín, Pizza Boy (en sus tres locales) y otros cien o ciento cincuenta tugurios
La Maga y yo nos habíamos peleado de nuevo gracias a la estúpida imposición de horarios absurdos de sus padres y a la inesperada intervención de la Urraca, que después de un tiempo largo de dejarme en paz volvió al ataque diciéndole un montón de estupideces y mentiras a la madre de la Maga a quien apenas conocía (creo que era la segunda vez que se veían en sus vidas). Trate de explicarle a la Maga que no, que eran mentiras, que esa mujer sentía un odio viejo por mi, de la época que salía con su hija, pero no me creyó y nos peleamos. Últimamente era moneda corriente. Nos peleábamos, estábamos unos días sin vernos y a la semana o semana y media volvíamos a estar juntos, pero esta vez fue distinto: El calibre de la discusión fue alto y nos dijimos cosas horribles, esta vez parecía no tener arreglo.
No fui a clases y me senté en el “bar del pianito” (Bar Gloria) a unas pocas cuadras, a mitad de camino entre la escuela nocturna y la casa de la Maga. No entendía. Hice un listado de sus razones y de las mías y seguía sin entender: Tenia dos trabajos, estudiaba, hasta había accedido (a regañadientes) a cortarme el largo pelo lacio que, cuando empecé a salir con la Maga, me llegaba hasta la cintura. Todo para encajar en el modelo de mierda que tenían para novio de su hija.
Me volqué una cerveza de litro y estaba por pedir otra cuando llegaron Meche y Edith, dos compañeras de la nocturna con las que nos juntábamos a veces a estudiar en ese bar, después de clases y hasta que Meche tomara la guardia de medianoche como enfermera, enfrente, en el Hospital Castex. Me saludaron y se sentaron conmigo, desplegaron sus apuntes y empezaron a preguntarme que opinaba de Pichon Riviere, Piaget y otras boludeces de Psicología Social, una de las materias mas enfermas que teníamos en el Curso Humanístico. Pidieron un café y yo, otra Quilmes de litro, y entonces lo supieron.
Para cuando pedí la tercera juntaron sus papeles y fotocopias, me besaron y, sin decir una palabra, me dejaron solo.
Un rato después estaba sentado mirando fijamente mi vaso vacío tratando de decidir si pedir otra o irme a dormir, cuando Meche entro, surgida de la nada, se sentó al lado sonriendo y apoyo su mejilla sobre mi hombro. Pedí otra y nos quedamos así, en silencio, tomando vaso tras vaso de esa botella y la siguiente. De vez en cuando, yo pasaba el dorso de mi mano por su mejilla y ella ronroneaba, se apretaba mas contra mi hombro y seguíamos tomando.
En la calle nos besamos. Ella se separo despacito y me acaricio los labios
-Esta noche no- dijo, y se fue.
Fui a casa a intentar dormir y, por supuesto, no pude: Meche es hermosísima, de piel morena, cálida, curvas generosas, un cuerpo muy parecido al de la Maga solo que con pechos mas plenos y cintura mas definida. Tenia el pelo negro muy largo, lacio. De todas formas creo que lo que mas me atraía de ella es que era justo al reves que la Maga: veintitrés años, vivía sola, independiente, inteligente, segura de si misma. Sexualmente dispuesta y convencida de su belleza (aunque esto lo supe después).
Nos seguimos viendo en la escuela, escapándonos de clases, en el bar, en algún hotel y, finalmente, en su casa. Aprendí mucho con ella y fue, de entre mis mujeres, una de las pocas que me acepto como soy, sin fijarse en conveniencias familiares, sociales o económicas, sin que le importe una mierda lo que la gente pudiera pensar, sin exigir compromisos o cambios imposibles a cambio de unas migajas de cariño.
Durantes dos meses y medio, ella y yo cogimos alegremente, anduvimos juntos recorriendo caminos, disfrutando, aprendiendo uno del otro y entonces, volvió la Maga...
“Que te extraño. Que te amo, pero ahora no. Que no te creo y que mi mama dice...”
Yo no me había dado cuenta hasta que punto quería a esta tarada, ni de cuanta era mi necesidad de estar a su lado, de cuidarla, protegerla...
Pero la mentira, no. No era verdad lo que la Urraca le había dicho a su madre y, esta vez, no estaba dispuesto a dejarlo pasar. Fui a la casa de Chuck sabiendo que el no iba a estar, que a esa hora estaba en la facu. Me senté con ella y le hice frente, no se de donde saque el coraje pero le hice frente... Ella dijo que había sido un desgraciado malentendido, que la madre de la Maga había proyectado según sus conveniencias, que había entendido todo mal. La mire a los ojos y a cara de perro le pregunte si estaba dispuesta a repetir esas mismas palabras frente a la Maga. Vuelteo un poco pero fui implacable, no le deje salida y quedamos para el otro día a la tarde; y me fui a la escuela a encontrarme con Meche...
Al otro día, después de la oficina, me encontré con la Maga y rumbeamos para la casa de Chuck. La Urraca nos recibió, nos hizo sentar y empezó a hablar... Pero no decía lo que me había dicho a mi, no decía la verdad: Brincaba alrededor de ella y distraía el Quid de la cuestión relatando la historia de un pato (¿?) que su padre había matado cuando ella era chica. Presione un poco y se puso a llorar, me agarro la mano y me la apretó, pero tampoco repitió lo que me había dicho a mi y no tuve corazón para presionar mas. Nos fuimos. La Maga no estaba en absoluto convencida con la historia del pato y los cuchillos, pero creo que queria dejarse convencer... Antes de la esquina ya nos estábamos besando...
Se lo conté a Meche sintiéndome un pedacito de mierda. Yo sabia que sus cosas no andaban bien, que tenia problemas en el trabajo y que no le renovaban el contrato de alquiler. Se le empañaron los ojos, esos ojazos negros, y sonrió. Me empujo despacio por todo el living hasta un rincón sobre unos almohadones. Nos abrazamos fuerte y cogimos ahí, en el suelo, en medio de la habitación, del dolor y la desesperación... En medio de la frustración y la tristeza, sintiéndonos terriblemente desgraciados, cogimos hasta que no pudimos mas y nos abrazamos llorando. Después, a la madrugada, ella me pidió que me fuera...

Meche no volvió a la escuela y se mudo. La busque en su casa, en su trabajo y en el bar. Viaje hasta un pueblito ignoto, perdido en la inmensa geografia de la provincia de Buenos Aires donde sabia que tenia familia... Nunca la volví a ver ni a saber de ella...

jueves, 4 de octubre de 2007

“Cuéntame, Musa, la historia del hombre de muchos senderos, que anduvo errante muy mucho después de Troya sagrada asolar...”. La Odisea, Homero, Canto I


Bueno, en algo había progresado, pese a que mi vida seguía siendo un desastre en todo lo demás: Cuando hicieron el edificio nuevo para la Dirección donde yo trabajaba en la facu, fui beneficiado con un ascenso y una oficina propia en planta baja. Era chica, pero cómoda y yo la arme a mi gusto. Con Lucho y Ladra, dos de los técnicos, hicimos una conexión clandestina a la red (con el beneplácito de la Subsecretaria que había insistido pero no había logrado la autorización correspondiente y justo miro para otro lado) así que además de los tres teléfonos y el fax tenia acceso ilimitado a internet.
Estaba solo de nuevo, había echado también a Jime de mi vida, pero no estaba mal. Siempre me las arreglaba para uno rapidito o una mamada con Adriana en el deposito o en la sala de maquinas y un par de veces habíamos ido al telo de la calle Empedrado, pero ahora estaba con alguien y cada vez era mas difícil pegar un revolcón con ella. Con Janis no pasaba nada, aparecía y desaparecía según sus humores y sus ganas y yo no podía ni quería estar a su disposición así que no nos llamábamos mas. Como contrapartida la Maga y yo tuvimos un par de encuentros, aunque no me gustaba coger con ella: Era como una muñeca de trapo, tirada ahí, menos participativa que un mueble o un televisor, si lo hacia era porque no me parecía nada mal que el nuevo novio tuviera en la frente las mismas protuberancias que por su causa había tenido yo.
Tenia mucho trabajo y eso me ayudaba a no pensar demasiado. No habíamos terminado la mudanza del Hall Central al nuevo edificio, pese a que ya lo habían inaugurado y trabajábamos ahí, así que los sábados a la mañana también iba a la oficina. No me pagaban las horas extras pero servia para sumar francos compensatorios que me permitían seguir viajando por el país de vez en cuando.
Un miércoles, cae la Directora a mi oficina con una pendeja cordobesa de unos veintidós años: Alejandra. Estaba haciendo una pasantia en el Hospital Escuela, en la otra punta del campus y necesitaba acceso a Internet. La intranet del edificio nuevo se estaba configurando todavía así que no había servicio para el publico en el entrepiso por lo que me pidieron a mi si no le podía ceder unas horas a la semana mi computadora. No me gusto demasiado esa intromisión a mi privacidad pero acepte porque la piba me había caído simpática. Me sentía bueno y generoso.
Finalizaba el invierno y los días ya estaban muy lindos así que después de la oficina, los mas jóvenes de la facu nos juntábamos en el bar o en el parque o en la oficina de Monio a tomar mate o cerveza y a boludear. También fue en esos días que el Toro me dice un viernes:
-Vamos al Bar de Moe, esta noche?
-El bar de Moe? Que bar de Moe?
-Uno en Belgrano, le decimos así, pero se llama “El Escandinavo”, esta muy bueno, es tranqui, buena música, se llena de minitas que son un infierno y los dueños son de puta madre...
Así quedamos. Andaba con ganas de conocer algún bar nuevo, en los de siempre ya me estaba haciendo demasiado conocido y se hacia aburrido. No había mujeres nuevas que conocer y yo no perdía la esperanza de conocer alguna que realmente me diera vuelta y que valiera la pena conservar. (Nota mental: Los bares no son buenos lugares para conocer mujeres. Bueno: Para conocerlas si, para conservarlas no. No creo que nadie quiera una mujer a su lado por el resto de su vida a la que le costo menos de diez minutos llevar a la cama.)
Después de la oficina nos juntamos en el buffet a tomar unas cervezas el Toro, Thor, Peque, Monio, el Coyote y yo. Todos tenían algo programado así que no reclutamos a nadie mas. El Toro y yo nos fuimos a su casa con dos botellas de vino tinto que le había traído de regalo de mi ultimo viaje a Mendoza. No había nadie. Descorchamos los vinos y empezamos a tomar, era muy temprano para ir al bar y el Toro saco un tubito de plástico negro, de esos para los rollos de fotos y me pregunto si no me molestaba que fumara.
-Es tu casa- le dije -hace lo que se te de en la bolas
Pero la verdad es que pese a mi imagen de trasgresor, de tipo que esta de vuelta, de macho argentino experimentado yo no había incursionado ese campo todavía aunque mas de una madre me culpo a mi por las experiencias en ese terreno de sus hijos/as, así que pensé: “Tengo un cuarto de siglo, si no es ahora ya no va a suceder” y me prendí.
Si, si, si, es cierto: Me reí mucho, y me mire las manos, y descubrí imágenes sobreimpresas en objetos cotidianos, y me dio un hambre de mil demonios... Pero fuera de eso, de un dolor de cabeza que hubiese preferido evitar y de un gusto muy amargo en la boca no logre otras sensaciones.
Lo de la risa estuvo muy bien, soy un tipo que sonríe mucho (medio de costado, con un dejo amargo o irónico la mayoría de las veces, según mis allegados) pero que en muy contadas oportunidades larga al mundo una carcajada franca, una risa de verdad alegre, quizás porque no he tenido demasiados motivos para reír. Por eso justamente me molesto: Si me río, quiero saber de que y por que. De todas formas la experiencia me pareció positiva: En caso de necesitarlo, sabia que no era un viaje de ida ni nada tan terrible como lo pintaban, pero seguía prefiriendo un buen vino tinto, una cerveza fría o un revolcón con una mujer dispuesta.
Se hicieron las once y media de la noche y salimos, medio “puestos” entre el vino y el humo, y encaramos para el bar que estaba a unas pocas cuadras, en Olazábal y Ciudad de La Paz, en Belgrano.
“El Escandinavo” es un bar chico, angosto y largo, con la barra al fondo y un entrepiso donde hay mas mesas y están los baños. Los dueños, Göran (es sueco, se pronuncia Ioran) y Mariela (su esposa, Argentina, de Venado Tuerto) eran de lo mas macanudos, había dos camareras, una mas linda que la otra: Romy (pelirroja teñida, ojos azules, grandota, culona y tetona, llena de tatuajes) y la Rubia (rubia, como su nombre lo indica, mas chiquita, huesuda, estudiante de psicología y también muy linda) y toda una serie de personajes indescriptibles: Karnibal (que en ese momento estaba jugando Back-Gammon con Göran), el Vaca (exconvicto, actualmente cocinero), Kalvin Klein (asi, con “K”, solo los Dioses conocen el por que del apodo), el Bostero (hincha de boca, medio rolinga, puntero de faso, pendejo, feo como patada en los huevos), Maxi (un boludo, cocainómano, pasado de merca, pesado como pedo de elefante) y el Chino (rolinga también, cutis cetrino (negro, que le dicen), pelo largo, lacio, con flequillo, Fu-Man-Chu, como a todo rolinga corresponde). De fondo, en el bar sonaba Luca: “Rain fall down on me, rain, rain, rain, rain, rain, falling down on me, rain fall down on me, rain, rain, rain, rain, rain, falling down on me, fall on the trees and fall on the stones, fall on the earth and the old dry bones, rain falling all over the world, rain falling on the little boys and girls, rain fall down on me, rain, rain, rain rain, rain falling down on me, rain fall down on me…”.
Me mato, era justo la música que necesitaba escuchar para abandonarme, para dejar que las cosas transcurrieran, pasaran, independientes de mis deseos y de mis nostalgias y me senté a tomar cerveza con el Toro, a charlar con Göran, medio en ingles medio en castilla, que saco un tablero de ajedrez y me rompió el culo sistemáticamente con técnicas desconocidas como el “tenedor” y la “radiográfica” (que estaban muy lejos de la apertura “vasca” y la defensa “siciliana” que había aprendido con el Cejas y su padre) y es que: Que carajo puede hacer un sueco en los largos ocho meses de invierno (porque allá son ocho) mas que ir al “pub” a tomar vodka y a jugar juegos de mesa?
En fin, me sentía cómodo, como en casa (no se bien lo que es sentirse como en casa porque jamás tuve una, pero bien, tranquilo, relajado). Al cuarto mate que me dio Göran, el Vaca me apunta a una morocha que estaba en una mesa pegada a la barra sentada con una amiga y tenia unos ojazos rarísimos. No fui. Era nuevo en el bar y no quise ir, no quise enchastrarla de entrada, además estaba hablando con Göran, Romy y Mariela y me pareció mal cortar la conversación para eso, pero Mariela en una pausa me la señalo con la cabeza, como dándome permiso, así que la mire de frente y me sostuvo la mirada. Demasiado. Me senté con ellas y pedí otra cerveza. Alta, morocha, piel oscura, linda cara, tetas chicas pero bien formadas, muy buen culo, pelo lacio y largo teñido de un color imposible, medio rubio, medio gris, pero los ojos... Los ojos eran otra cosa, nunca había visto nada así: Además del tamaño inusualmente grandes tenían un color que variaba del verde al amarillo y tenia manchitas de un marrón muy suave en el iris, alrededor de la pupila que tampoco era negra. Me hizo pensar en la piel de un leopardo o de un jaguar. Valeria. La boca era de labios generosos, obscenos. A la mitad de mi cerveza ya nos estábamos besando. Cuando la termine fui a la barra como para pedir otra y en un aparte a Karnibal:
-Loco, donde hay un telo por acá?
Me miro sonriendo, me mostró el índice de la mano derecha y señalo a la calle
-No tenes mas que cruzar, justo enfrente
Volví a la mesa, la agarre de la mano y me la lleve. Fácil, muy fácil, demasiado para ser cierto... Pero lo era...
Vale cogía bien, rico, sin locuras, pero mucho y largo. Después del tercero nos dormimos y no escuchamos el final del turno. La acompañe a la parada de su colectivo y me fui a la oficina. Eran las ocho de la mañana y estaba bien, relajado, tranquilo como no lo había estado en meses, no por Valeria a quien sabia que probablemente no volvería a ver, sino por la situación, por el lugar, por la sensación de pertenencia y aceptación, sin preguntas ni planteos.
El sábado a la tarde llame al Toro y volví a ir. En el bar me saludaron como a un amigo de toda la vida y tuvieron la cortesía de no hacer comentarios al respecto (aunque todos sonreían de costado cuando creían que no los veía). Perdí tres partidas de ajedrez con Göran (este vikingo es increíble!!) y llego el Toro con un amigo: El Tigre, personaje imposible de describir, fachero, pelo largo como yo, pero medio rubio, alto y con un resorte en la cabeza que te impedía saber con que iba saltar después. En el bar te daban con la cerveza (de botella o tirada) un plato de maníes y otro de pochoclo salado que te daba una sed que ”te voglio a dire” y no paras de tomar. Íbamos por la cuarta o quinta cerveza (pagábamos por turnos sin que nadie dijera ni preguntara nada, como algo hablado y ensayado hasta el hartazgo). Al lado se sentaron tres mujeres bastante lindas, bastante en pedo y, a una seña del tigre, nos levantamos y desembarcamos en su mesa con los chops en la mano. Las pibas eran compañeras del secundario y se juntaban de vez en cuando a rememorar viejas épocas. Veintidós años. La que estaba al lado mío se llamaba Gisela, era linda, bajita, medio rellenita pero bien. Pelo negro, ojos del mismo color, buena cola y buenas tetas y, pese a ser medio gordita, buena cintura. Para la segunda ronda nos besamos y le tire de ir al telo. Acepto demasiado rápido, como si lo estuviera esperando desde hace bastante y me la lleve.
Gis no era muy buena en la cama, pero muy abierta, aceptaba de muy buen grado cualquier cosa que uno propusiera y tenia una maestría en oral que hacia que nunca me faltaran ganas de empezar otra vez. Me gusto bastante estar con ella y nos quedamos en el telo hasta las seis y media de la mañana.
El domingo quise volver a ir (se estaba convirtiendo en adicción) pero el Toro tenia otros planes así que fui solo.
Era temprano. Göran no estaba, los domingos no iba y me quede charlando con Mariela y Romy. Mariela se reía mucho y me empezó a decir “Tanite Castigattore” pero la corto cuando vio que no era esa la idea, que las mujeres eran un accidente, que era otra la historia. Me presento a una piba muy, pero muy rica, con unos ojos azules como pocas veces he visto (salvo con Romy y Laura) y muy simpática. Al rato de estar en la barra me la lleve a una mesa y seguimos charlando. Cuando estaba por besarla vi de costado que Mariela tenia una cara de lo mas angustiada y me frene, pero seguí charlando con ella. Era medio sobrina de Mariela, hija de una amiga o pariente y tenia la tierna edad de diecisiete añitos (nunca lo hubiera pensado) así que le perdone la vida. La flaquita (Sabrina) se me pegoteo y la verdad es que estaba muy linda pero no me daba para estar con una pendeja, ya estaba de vuelta de esas historias y me pareció que Mariela medio tenia o sentía la obligación de “cuidarla” así que me quede en el molde, la salude y me fui para la barra. Algo de todo esto debe haber sido así, porque me puso enfrente una cerveza de litro que yo no había pedido y me dijo que “la casa invita” con una sonrisa de lo mas sincera.
Me quede en la barra, tomando cerveza y charlando con ella y Romy toda la noche, hasta que cerraron, sin mujeres, pese a que después de Sabrina, se habían arrimado varias a la barra y alborotaron un poco alrededor.
Me fui a casa con una sensación desconocida, rara, agradable: Desde lo de Janis se había producido un gran vacío entre muchas de mis amistades y, al apartarme yo de los lugares que mas frecuentaba nos veíamos mucho menos con la mayoría lo que contribuía a que me sintiera mas solo y desgraciado que nunca.
Decidí ser egoísta y no mezclar el ganado: “El Escandinavo” iba a ser mío, un lugar que fuese para mi lo que “Puerto Arzeno” había sido en mi adolescencia (hasta que la paranoia de un político de mierda lo cerro) pero esta vez lo iba a compartir solo con los mas allegados, con los que valía la pena. Era para invitar solo algunas de mis amistades y para llevar solo algunas de mis relaciones (por supuesto sin contar las que se generaran ahí). Llegue a casa relajado y extrañamente contento y, solo los Dioses saben por que, en cuanto me acosté me dormí como un bendito durante doce horas. Había encontrado un lugar, una cucha para refugiarme...
Que no se me pidan explicaciones, solo cuento como pasaron las cosas.