lunes, 27 de agosto de 2007

"Que si aguanto te odio tanto, que si te quiero te espanto, que me rio y te hace mal; no hay fracaso mas rotundo que haberse venido al mundo, pa morirse y nada mas" La del Toro, Bersuit Vergarabat

Esa primera semana en la oficina fue una verdadera tortura; creo que no hay nada peor que prohibirle algo a alguien para que se duplique su deseo de hacer exactamente eso. Vacié el contenido de mi armario que para ese entonces parecía una licorería, tantas eran las botellas que me habían ido regalando los Docentes de la facu, y las distribuí entre los mas cercanos con un poco de rabia: Había cosas muy buenas!!!!. Con el cigarrillo y el café fue un infierno, no deje ni uno ni el otro, pero trataba de moderarme. Y en cuanto al sexo...
Melisa estaba ahí y seguía con su jueguito y yo ni en pedo iba a decirle que entre las cosas que me habían prohibido estaba eso, pero siempre era histeriqueo, nunca llegábamos a nada. Se hacia medio frustrante. También estaba Xime, una amiga de ella que parecía su versión en morocha de ojos claros y también estaba muy buena y que, gracias todos los Dioses, trabajaba en el Hospital Escuela, atravesando todo el Campus... Y había una piba, Mariela, también morocha y de ojos claros, que era la mas joven de los docentes que tenían tratos con mi oficina y que estaba empezando a interesarme antes de caer al Hospital. Cada vez que sonaba el teléfono desde la línea externa o el celular pegaba un salto, pensando que podía ser Janis. Pero no llamo y yo necesitaba desesperadamente hablar con ella... Y yo tampoco la llame.
Llego el viernes y no me banque quedarme en casa donde a nadie le había extrañado mi desaparición de mas de una semana y donde, al volver, me preguntaron “como me habia ido”, así que fui con Peque, el Tigre y el Toro a “El Escandinavo”. Romy me recibió como si no hubiera pasado nada, con el pico acostumbrado y me pregunto si me había ido de nuevo de viaje, así que le conteste que si, que me ido a visitar el Río Estigia pero que había vuelto, porque estaba seguro de que no iba a entender el sarcasmo... Pase la noche estirando mi litro de cerveza porque no quería exagerar y el Vaca y el Toro me apuntan a una pelirroja riquísima que estaba en la mesa de al lado y que me había clavado unos ojazos verdes medio extraviados... Puteo para adentro y le digo a los locos que la colorada estaba con un compadre, que si estaba ocupada era una cuestión de propiedad, que por esta noche pasaba y ellos se me entraron a cagar de risa y que desde cuando?, que si ya estas en pedo, que que te pasa, que si se hace el loco lo matamos, que estas apagado, Tanito o te dejaron puesto el freno de mano?
Y la verdad es que la piba esta muy buena y es cierto que mira para este lado y ahora me mira también el compadre que esta con ella y con bastante cara de orto, así que me di media vuelta y, de espaldas a ellos, pedí otra cerveza. Romy me la trajo y, con una sonrisa rarísima, también me señalo a la flaca... La colorada me llama golpeándome el hombro desde su silla y me pide fuego y, no pude contenerme, le saque el cigarrillo de la boca, lo prendí y se lo puse en los labios de vuelta diciéndole “te hace mal fumar” y ella se empezó a reír y me siguió hablando. Tenia una voz potente, muy armoniosa.
Yo miraba al pobre flaco que estaba con ella, de unos treinta y pico, que tenia una cara de lo mas desgraciada... Me dio pena, así que corte la charla y volví a lo mío. Al rato me tocan el hombro y me doy vuelta medio fastidioso ya... La colorada estaba sola en la mesa, el compadre había ido arriba, al baño. Me pase a la silla de al lado y empezamos a hablar. Carolina, cantante en “The Performers” una pequeña compañía de teatro que hacia musicales de Shakeaspare en ingles para chicos, mezzo soprano (por eso me había llamado la atención su voz), veintinueve años, soltera y sin novio, el loco que estaba con ella (y que justo en ese momento bajaba por la escalera) era el sonidista, un amigo nomás, pero su cara cuando me vio sentado con ella me hizo pensar que tenia como ganitas de cagarme a trompadas aunque no le daba el físico al petiso. El loco se sentó al lado mío con cara resignada, se presento y empezó a hablar de un montón de boludeces mientras Caro me apretaba la rodilla por debajo de la mesa. Me disculpo, voy hasta la barra y le pido a Romy que lo llame con cualquier excusa, que necesito hablar con la flaca a solas. Ella me acaricio la cara, me hizo un guiño cómplice y me dijo: “Bueno... Pero me vas a deber una”
En la mesa, estábamos sentados los tres y, de repente el loco se levanta y va para la barra, por el reflejo del vidrio de la heladera veo a Romy desplegando su lado histérico con maestría y, rápido, antes de que vuelva, Caro me dice:
-“El pesado este no me va a dejar en paz... Me voy con el, tomo un taxi, pego una vuelta y vuelvo... Te parece?”
-“Como vos digas, bombón. Yo voy a estar aquí, volve o no vuelvas... Vos fijate”
-“Voy a volver”
En eso vuelve el flaco. Caro dice que tiene sueño y que mañana tiene que ensayar para una audición. El loco se pone contento y se despide mientras le pone la campera sobre los hombros (todo un caballero, pobre boludo). Le doy la mano y Caro, cuando me saluda, me besa la mejilla pero me mete la punta de la lengua en la comisura de los labios. Se van.
Vuelvo a la mesa con los míos que no habían perdido detalle y me bardean: “se te escapo la tortuga, Gringo?”, “estaba entregada... Que paso?”. No les respondo, pido un cigarrillo y me siento a fumar... Y a esperar...
Al tercer pucho, Romy ya me miraba apiadada y me sonreía como compadecida, me esta por decir algo y llega Caro (me asombre un poco, yo estaba seguro que no iba a volver) y me dice:
-“Esta el taxi esperando... Vamos?”
-“Adonde?”
-“A cualquier lado... No importa... El salame este no se me despegaba...”

Me voy entre los vítores de mi mesa (donde ya estaban todos bastante en pedo), me subo al taxi y Caro le da una dirección al chofer, se acurruca y me come la boca. Freno en un kiosco para comprar cigarrillos, forros y cerveza y pienso en como mierda me meto en estas situaciones.
Caro vivía sola en un departamento abuhardillado en el ultimo piso de un edificio muy viejo, en el centro. Linda cucha, me gusto bastante, tenia una foto enorme de Cortazar en una pared y el resto estaba lleno de fotos en blanco y negro de ella y otra gente sobre distintos escenarios. Nos sentamos a tomar cerveza en el piso, sobre la alfombra. Para un primer encuentro, mi desempeño fue malo tirando a peor... La deje pagando las dos veces, estaba bastante borracho y medio paranoico con lo que me había dicho Guillermo en el hospital. Me dio el teléfono y quedamos en vernos el sábado y salir a comer. Amanecía ya.
Al medio día del sábado sonó el teléfono en casa: Janis.
Hablamos un poco, quería saber como estaba, que me extrañaba (y yo a ella, los Dioses lo saben), le digo de vernos, de juntarnos a charlar. Mala suerte, se va para el norte, el flaco que ahora esta con ella tiene familia ahí, pero medio quedamos para la semana que viene. Cuando colgué, mire a mi familia que por anticipado paladeaba otro garrón, pero pongo mi mejor cara de circunstancia y cuelo afuera a fumar, me voy hasta la avenida y la llamo a Caro desde el publico. Tengo que mentirle y odio mentir, no me gusta, pero tampoco le quiero decir la verdad porque no la entendería. Me atiende el contestador (mensaje repetido en castellano y en ingles), lo que me facilita bastante las cosas: “Me salió un trabajo, bombón, voy a estar fuera el fin de semana, en Torquinst. Te llamo cuando vuelva o llamame vos al...”.
Vuelvo a casa y no estoy bien. Me encierro en el taller, no puedo dejar de pensar. Agarro las gubias y no tenia madera así que manoteo un pedazo de eucalipto (madera de mierda si la hay) que mi tío había dejado tirado y sin saber que va a salir lo entro limar, a cortar, a desbastar... Una de las mejores piezas que hice (y solo era un bosquejo!!!): Mujer desnuda, arrodillada, con el pelo largo hasta media espalda, medio rizado, el culo apoyado en los talones, las manos sobre los muslos, las piernas apenas separadas, el cuello estirado hacia los cielos, la cabeza echada hacia atrás y la puta madre que me parió: Era Janis. No tenia cara pero era ella, era su cuerpo y hasta había medio empezado una “J” en la base. Puteando la tire a un rincón y salí de ahí, me cago en Dios, con una garra en la garganta... Puedo ser tan pelotudo yo solo, sin ayuda de nadie? Si hacen falta por lo menos tres para juntar tanta enfermedad, tanto deseo enfermizo por una mina que se caga en mi, que me quiere y me odia casi con la misma intensidad...
Mas tarde, suena el celular: Caro
-Por que me mentiste? No estas en Torquinst...
-Si, bombón, estoy en Torquinst, haciendo un trabajo. Cuando vuelva te llamo y...
-Tengo identificador de llamadas y me llamaste desde un publico de Ballester... Te deje entrar a mi casa: Por que me mentiste?
-Te llame desde un publico de Ballester ANTES de irme, ahora ESTOY en Torquinst, cuando vuelvo te...
-El Roamming de tu celular esta desactivado, por que me mentiste? Si yo te deje...
-Mira, Caro, ESTOY EN TORQUINST y estoy laburando, no puedo ni quiero tener esta conversación ahora, yo...
Estaba llorando... Desde el otro lado de la línea la oía llorar despacito, con sollozos ahogados y yo estaba particularmente sensible por Janis, y también sentía muchas ganas de llorar y las palabras se me amontonaron en la boca y otra mentira se me escapo como un escupitajo:
-No llores, bombón, te voy a decir la verdad, no tengo un mango y me dio vergüenza decírtelo porque recién nos conocemos, pensé que cobraba hoy y en el cajero no había plata y...
-En serio? Era eso nada mas? No necesitas plata, yo...
-Si, bombón, era eso, no quería que pienses que soy un seco, pero si: Soy un seco y...
-Venite a mi casa ahora
-Me encantaría, pero...
-Tomate un taxi, lo pago yo...
-No si no es eso, puedo ir pero lo que pasa es que...
-Veni a mi casa ahora, POR FAVOR, veni... Bueno, a casa no, nos vemos en el bar de anoche...
-Ok, ok, en una hora estoy allá

Colgué sintiéndome de lo mas desgraciado. Me bañe y me afeite, evite mirarme al espejo porque sabia que estaba como un trapo, me vestí y, antes de salir, me metí al taller y agarre la estatuilla de Janis. Se había raspado un codo nomás pero la madera estaba intacta, la retoque un poco y, a partir de la “J” que había empezado, talle un “JCARO” con diez golpes de gubia, con una “C” muy recargada para que no se notara y me fui para "El Escandinavo". Ni la pulí ni la lustre...
Llegue y recién abrían, Romy estaba sola preparando todo. Se puso contenta de verme pero estaba rara, cuando nos saludamos me corrió un poco la cara como para hurtar los labios al beso. Me sirvió una cerveza y me pregunto “como me había ido con la “cabeza de fósforo” esa”... Ni le conteste. Nos quedamos ahí, en la barra, al lado de la Valquiria que yo había tallado una vez con un pedazo de cedro que había sido el cajón de un escritorio cualquiera y que formaba una especie de altar, siempre con una vela encendida.
Romy esta mas linda que de costumbre, se había pintado, estaba mejor vestida. Llega un loco rubio, medio pelado y entran a besarse contra la barra como si estuvieran cogiendo y la veo a ella mirándome con un ojo medio entreabierto. Me dio un ataque de risa, me revise hacia adentro y no, ni rastro de celos. Me presenta al chabon y nos abrazamos, no me acuerdo del nombre, pero hablaba raro, como “zezeando”, había vivido un tiempo en la Madre Patria y me estaba contando no se que mierda de allá, cuando llega Caro y se repite el juego pero a la inversa: Me tira contra la barra y me parte la boca, abro un ojo y Romy tenia esos ojazos azules que despedían llamas.
Nos quedamos en la barra y Caro reconoció la firma en el escudo de la Valquiria, me había visto el mismo signo tatuado en el deltoides derecho y me pregunto si la había tallado yo así que metí la mano en el morral, saque la estatuilla de Janis y se la di
-Para mi? Soy yo?
-Si...
-Nunca nadie hizo esto por mi... Me hiciste un poquito mas linda...
Pobre Caro, estaba tan linda así, emocionada, con la mejillas brillantes. Me abrazo. Yo tenia la garganta agarrotada. Caro era muy linda, pero...
Me sentí medio mal y estuve a punto de decirle que no, que yo era un hijo de puta, que desde Janis no podía estar con ninguna mujer y que, por eso, necesitaba estar con todas; pero no le dije nada.
Nos quedamos en la barra tomando algo y charlando hasta que se torno zona peligrosa: Romy pasaba cada vez mas cerca de ella con la bandeja y yo ya veía a Caro con un Tequila Sunrise o un Daiquiri de sombrero. Para completarla cae la banda en pleno y me entran a saludar. Demasiada gente.
En su casa nos sentamos en el piso a tomar cerveza y a charlar. Era cierto que había tenido una audición para "Drácula" y estaba contenta por que creía que le había ido bastante bien. La charla se volvió mas escabrosa cuando giro en torno a mi mentira sobre el viaje a Torquinst, había tenido un mal rollo con un ex que la perseguía y le dejaba amenazas en el contestador (por eso el identificador de llamadas y las multiples cerraduras en la puerta) pero me dijo que desde que me vio se había dado cuenta de que “éramos compatibles”. Eso me freno en seco y le empecé a explicar que en lo que toca a relaciones yo estaba jodido, que el interés y el entusiasmo iban a durar lo que un pedo en la mano, pero me empezó a besar impidiéndome hablar. El primero ahí, en la alfombra y otra vez la deje pagando, la estatuilla me miraba desde la mesita así que para el segundo la cargue y la lleve a la cama y... Otra vez la deje pagando. Me empecé a preocupar y fui bajando: la bese, la mordi y la lamí hasta que pareció que le daban convulsiones. A partir del tercero todo marcho normalmente, claro que tuve que cerrar los ojos e imaginar que estaba con Janis. No entendía por que: Caro es realmente muy linda, no es el mismo tipo de belleza, pero no tiene nada que envidiarle...
Hubo un cuarto (cosa rara en mi) de perrito y ya no necesite de ayudas imaginarias. Me fui contento y relajado cuando el sol sacaba el morro para espiar la ciudad.
A Caro la llamaron de la producción para otra entrevista así que estuvimos casi una semana sin vernos, pero nos llamábamos todos los días. En el medio me encontré con Janis a tomar algo y estuvimos un buen rato hablando, como antes, sin sexo. No le conté nada del hospital, ni de mi relación con Caro, ni ella me contó nada de sus relaciones: Era como un acuerdo tácito.
Me fui muy aliviado de ese encuentro, era como que podía estar con ella sin desearla, como que ya no la necesitaba de ese modo, como antes y, paradójicamente, me hacia anhelar con mas fuerza el momento de encontrarme con Caro.
Le dieron el papel en "Drácula" y fuimos a festejarlo a una pizzería de Belgrano. Era un papel secundario pero era la puerta de entrada a muchas otras cosas: Bienestar económico, jornada laboral mas precisa, continuidad... Caro estaba muy feliz y yo también por ella. Nuestra relación marchaba como una maquinita perfectamente aceitada, hasta que los ensayos se empezaron a hacer mas frecuentes y mas largos y ella empezó a venir con dolor de cabeza y un humor de mierda que realmente la afeaba mucho y, para completarla, tuve que ir al hospital (donde no volvía desde que me habían dado el alta) porque Guillermo me llamo y me cago a puteadas, me amenazo con pasar un informe de Salud Laboral a mi trabajo y no se cuantas cosas mas.
Fui. Me tomo la presión que seguía para la mierda, me hizo sacar sangre. Me pregunto por que no había tomado los medicamentos que me había dado y me pregunto por mis viejos (óbitos ambos: cáncer e infarto respectivamente) así que me hizo hacer un ECG y un montón de estudios mas... Nada. Siguió indagando para atrás en mi árbol genealógico y... La Palabra empezó a revolotear por el consultorio como una polilla enloquecida por la luz...
Me dejo solo. Fue a buscar a un colega que tenia cara de tener hemorroides (“almorranas”, diría doña Antonia, la gallega de enfrente de casa) y me empezó a hacer preguntas a lo pavo sobre mi familia inmediata (que carajo puedo saber yo si todos se murieron antes de que nazca o cuando era un crío?). Al llegar a mi abuelo materno la Palabra dejo de dar vueltas alrededor de la lamparita de mierda del consultorio y se transformo en diagnostico, veredicto y sentencia: Leucemia. “Cagamos”, pensé.
Me metieron un trocar (una mecha de seis milímetros) en el fémur de la pierna derecha, sacaron un átomo de medula ósea (caracu que le dicen, como para el puchero), me clavaron una aguja del grosor de un clavo entre las vértebras lumbares y me hicieron prometer que iba a tomar las pastillas de colores que me habían recetado y que iba a volver dentro de diez días, cuando estuviese lista la biopsia. A mi en ese momento me dolía la vida, la cintura, la pierna, el pelo, el pantalón y tenia unas ganas terribles de irme lo mas lejos posible de esos dos sádicos de mierda así que les prometí que si, lo que quieran, cualquier cosa pero déjenme ir...
Me metí en un bar y me quede tomando cerveza, fumando y mirando pasar la gente y las horas. Cuando me fui era muy tarde y yo estaba borrachísimo. Caro se puso furiosa y me armo una escena fantástica (ya dije que era mezzo-soprano? Cuando gritaba era un huracán). No le dije nada del hospital aunque me pregunto porque rengueaba y le empecé a hacer mimos hasta que se calmo y pudimos tener un revolcón de los buenos, Caro usaba muy bien la boca y no solo para cantar. Pase la noche ahí, con ella, mirándola dormir.
Al otro día en la oficina y con resaca para variar, hable con el Cejas para afinar algunos detalles del viaje (nos íbamos para el norte) y después la llame a Janis para pedirle prestada la mochila. Quedamos en juntarnos a almorzar en Devoto el jueves.
Después de la oficina fui a clases y me junte con la banda a tomar algo en el bar de la Facu. No quedamos hasta que cerraron, a las diez de la noche y nos fuimos a la esquina a seguirla en el bar de Av. San Martín y Chorroarin.
Caro no estaba en su casa, eran mas de las dos de la madrugada y ya me estaba yendo cuando llego. Venia con dolor de cabeza, cansada y con un humor de mierda; era evidente que quería estar sola así que la salude y me fui.
Me junte a almorzar con Janis, me presto la mochila, me pregunto por el viaje, cuando volvía y esas cosas. Me pareció a mi o me tiro un par de palos? Me hice el boludo y seguí hablando de cualquier cosa. Cuando terminamos de comer me ofreció acercarme hasta la facu (yo me había escapado de la oficina pero estaba en horario de trabajo). Íbamos en el auto hablando de mi viaje al norte y en un semáforo me mira y me dice:
-“Ojo, eh! Portate bien...”
-“Y... que queres? Vos sabes que tengo que descargarme de algún modo...”
Ahí nomás, con la luz verde, puso primera, estaciono en una esquina, me reclino el asiento y me pego una de las mejores mamadas de mi vida. Eran las tres de la tarde y la gente pasaba caminando alrededor nuestro.
A la mierda mi teoría de poder estar de nuevo como antes, sin desearla... Ahora, como siempre, yo sabia que Janis iba a desaparecer, que no me iba a responder los llamados ni me iba a llamar ella. Me mata, esta mujer me mata...
La relación con Caro venia decayendo y no ayudo mucho que le contara sobre mi encuentro con Janis, pero pese a todo, nos seguíamos viendo. Se acercaba su trigésimo cumpleaños y ella estaba necesitando otras cosas, otras seguridades. Tuvimos una pelea horrible acerca de los planes futuros y de las incompatibilidades de carácter. Dejamos de vernos por unos días, me fui al norte con el Cejas (un viaje que siempre recordare con cariño, tal vez porque yo estaba mas sensible que de costumbre) y volví a la misma rutina. Caro me llamo, nos peleamos por teléfono y quedamos en juntarnos el lunes para hablar: Ruptura inminente.
El lunes a la tarde fui al hospital. Guille estaba de muy buen humor y me pidió que lo acompañe al patio. Nos sentamos en un banco, al sol, me paso un Camel y saco los resultados de la biopsia:
-“Bueno, Gringo... La buena noticia es que no tenes leucemia”
-“Y la mala?”
-“La mala es que no sabemos que carajo tenes y vos no nos ayudas mucho”
Me dijo me iban a hacer otra serie de estudios, una tomografía de cuerpo completo, me pidió que me dejara de joder y tomara los medicamentos, que duerma (como si dependiera de mi voluntad!!!), que me cuide, que sea moderado con el cigarrillo, el café y el alcohol. Del sexo esta vez no dijo nada y yo no le iba a preguntar... Me abrazo y quedamos en juntarnos a cenar en su casa, con su familia un día de estos.
Me fui a encontrarme con Caro y estaba tan contento y aliviado que no la deje pasar del tercer reproche. Empecé a besarla hasta que ronroneo y nos revolcamos sin parar hasta las cuatro y media de la mañana. Fue hermoso, pero tenia gusto a despedida...

viernes, 24 de agosto de 2007

“Veras que todo es mentira, veras que nada es amor, que al mundo nada le importa, yira, yira...” Enrique Santos Discepolo “Yira-Yira”


Estaba bastante cagado, no de morirme, pero si de quedar mal, con parálisis o medio incapacitado... Cuando me desperté, con ese gusto a perro muerto en la boca, y en medio de esa luz blanca, aséptica, espantosa, que reina en nuestros hospitales y clínicas, pensé: “Bueno, Tano, hasta aquí llegaste... Jodete, eso te pasa por querer bailar con la Parca pensando que sos especial, que a vos no te va a llevar”. Hacia un tiempo largo que estaba despierto, o eso me parecía, y no venia nadie, así que corte por lo sano, me saque la aguja de suero del brazo ahogando una puteada, la de dopamina que tenia en el dorso de la mano izquierda, el sensor que tenia en el índice de la misma mano, la faja del tensiometro del brazo derecho, los electrodos del pecho y me levante, pero estaba en bolas, así que agarre una toalla del baño y me la puse en la cintura, porque no pude encontrar mi ropa, y cole para el pasillo. Ya estaba llegando al fondo, hacia los ascensores y la calle, cuando una enfermera enorme, gorda y muy culona grito, me agarro del brazo y me llevo de vuelta a la habitación, y me largo un sermón de media hora acerca de mi salud y del trabajo abnegado de los médicos y enfermeras del hospital, bla, bla, bla... Falto que me tire de las orejas como a crío chico. Pero de lo que me pasaba y de porque me mantenían internado, ni una palabra. Me moría de ganas de fumar un cigarrillo y no venia nadie, ni médicos, ni parientes, ni amigos, ni enfermeras, ni mucamas y ya me estaba por ir a la mierda de nuevo cuando llega Guille.
Guillermo es mi medico, nos conocemos hace algo mas de un año y medio y nos tenemos mutua simpatía, pero venia con una cara de orto que “te voglio a dire”. Me dice que tuve un cuadro de descompensación en el sistema hemodinámico, que estoy muy por debajo de mi peso corporal aconsejable, que no tengo sangre, que se parece mas bien a un suero salino que a sangre de verdad (menos mal que no se parece mas al contenido de una barrica!!!), me recago a pedos por haber donado mas de seis veces en el ultimo año (yo lo hacia porque era un modo conveniente de saber que no tenia “el bicho” ni hepatitis y de paso le servia a alguien mas), que no podía ser que, a mi edad, me pasara eso salvo que no durmiera nunca y que hiciera esfuerzos desmedidos y que no era el caso porque sabia que yo era funcionario publico (parásito, que le dicen). Ahí fue donde me entere que el momento del orgasmo equivale para un varón a subir corriendo tres pisos por la escalera... Bien: Multipliquémoslo... Es mucho. Guille se empieza a reír (no se si no será un poco de envidia benigna) pero me dice que: “..dieta sin sal, medio paquete de cigarrillos al día, nada de café, no mas de dos o tres vasos de alcohol a la semana y en cuanto al sexo, vamos a hacer una prueba que requiere de diez días de abstinencia como mínimo”. Lo miro y le digo: “Por que no me das cianuro y te dejas de joder? No trasnochar, no fumar, no tomar, no coger... Matame, boludo”; pero se mantiene inflexible y amenaza con no darme el alta. Así y todo, me deja un Camel escondido en un anotador que me regala junto a un lápiz. Siempre le gustaron los garabatos que dibujo y las porquerías que escribo... Un fierro el Guille...
Pasan seis días y no me dejan ir. Todos los días, Guille me dejaba un pucho a escondidas y yo me fumaba la mitad después de almorzar y la otra mitad después de cenar, en cuanto a la prueba, la segunda mañana me levante con la sabana manchada como cuando era pendejo y, sin que pudiera evitarlo, me pasaba lo mismo día por medio. Pese a que me drogaban continuamente seguía sin poder dormir y, cuando lograba una media hora de duermevela, tenia unos sueños rarísimos, sensuales, densos. Al final me dan el alta y Guille me dice que me tengo que hacer controles semanales y que mi presión mínima esta peligrosamente cerca de mi presión máxima, que tengo un déficit linfocitario y plaquetas inexistentes, anemia y no se cuantas boludeces mas. Me autorizo la sal, porque es mas fácil subir la máxima que bajar la mínima, pero me mantuvo todo el resto de las restricciones (quien mierda puede querer comer maníes salados si no puede empujarlos con una cerveza?), y me dio una colección de pastillas de todos colores que, por supuesto, yo no iba a tomar... Salí a la calle y me sentía mas flojo que pito de viejo, eran las once de la mañana, y me metí en un barcito, pedí una cerveza y un tostado y me quede mirando pasar a la gente... Estuve ocho días y medio internado, ninguna de mis mujeres ni de mis amigos vino a verme y creo que ni se enteraron, la única que vino era tan ajena y se porto tan bien que no voy a consignar su nombre aquí, pero me dijo que Anibal (un amigo de toda la vida) se había enterado y le había pedido que: “Decile que se mejore, que le mando saludos”... El muy hijo de puta, cuando lo salve de todas las broncas del resto por ese carácter de mierda que tiene, cuando salí de la escuela nocturna casi religiosamente dos veces por semana a escucharle sus cuitas amorosas durante tres años y a ponerle el hombro para que llore, cuando le hice el aguante cada vez que se le derrumbo el mundo y el, desde el quilombo con Janis, me dio la espalda y se colgó de mi para lograr lo que nunca hubiese logrado por sus propios medios... Pedazo de sorete, stronzo, no hacerse diez minutos en su patética vida para arrimarse, para ver como estoy. Hasta aquí llegamos...
Comoquiera que sea, me sirvió para darme cuenta de lo solo que estaba, de lo poco que le importaba a nadie y también para ver que era consecuencia lógica de mi modo de actuar, porque yo no permitía intromisiones en mi vida desde lo de Janis y no le avise a nadie y mis constantes viajes hacían que no fuera raro que desaparezca de donde solía frecuentar por una semana o dos... A Janis, que era a la única a la que le quería avisar, a la única que estuve a punto de llamar, le hubiese hecho tanto mal (NOS hubiese hecho tanto mal a los dos) que me contuve... Empecé a madurar la idea de irme a la mierda, pensé en la gente que había conocido en mis viajes y en lo fácil que seria dejar todo e irme lo mas lejos posible de mi Buenos Aires querido y la idea me empezó a gustar... Empezó a tomar forma y a dar vueltas por mi cabeza y decidí ir hasta el río, ese río color león que es el mas ancho del mundo (como si eso le importara una mierda a nadie) para verlo de nuevo, para ir despidiéndome...
Del Hospital Francés a Retiro y de ahí a la Costanera.... El Río de la Plata tiene eso, el muy hijo de puta, tiene ese vientito con olor a sal que no es del mar y un poco a pescado. Tiene a los jubilados tomando sol, a los pescadores urbanos que van a mojar la lombriz, tiene ese sol que brilla en las ondas que hace el agua contra el paredón...
Me senté en una de las vallas de hormigón con una pintada que gritaba “AGUANTE EL DOQUE” y me prendí un cigarrillo (el primero del medio paquete diario que me habían autorizado)... En el banco de pórtland que había en frente, cuatro pendejas de cuarto o quinto año que se habían rateado y habían estado dándole besitos a una petaca de Old Smuggler, se reían a los gritos. Estaban medio borrachas y una, la mas sosegada, me miraba y sonreía de costado. Termine el pucho, le guiñe un ojo y me fui. Eran casi las tres de la tarde y brillaba el sol sobre mi Ciudad...

miércoles, 22 de agosto de 2007

“Quiero morir en la taberna en donde los vinos se hallan junto a la boca del moribundo y entonces los Coros Angélicos descenderán cantando: Que Dios sea clemente con el buen bebedor...” Himno de los Descontentos, Centro de Europa, Siglo XI

Estaba otra vez solo. Claro que había sido por decisión propia porque yo la deje ir y como no le di mas cabida que algún intenso franeleo, una linda mamada o uno rapidito y contra natura adentro de su auto, mas orientado a mi placer que al suyo propio, se fue.
Ahora estaba con Peque así que para mi era intocable porque ya lo dice la ley de Dios: “No codiciaras a la mujer de tu prójimo, ni a su toro, ni a su asno” que yo había transformado en: “Codiciaras a todas las mujeres de todos tus prójimos, excepto a las feas y excepto cuando tus prójimos sean amigos cercanos que merezcan esa consideración”. En cuanto a su toro y a su asno, por mi, se los podían meter en el culo, si les cabían.
Peque me sondeada: “Estas bien?” y yo “Si, hombre”... Peque me conoce muy bien, pero no tiene ni idea de mis procesos mentales con respecto a las relaciones y a las mujeres... Me parece que cree que estoy caliente por su reciente relación con Marina, pero no se anima a decírmelo y, en ese sentido, es un salame, porque nada que ver: Me encanta que este con ella y creo que les va a ir muy bien.
Como para bajar un poco la tensión, me empieza a hablar de la fiesta de disfraces que hacen sus compañeros de la Facultad de Bellas Artes y a decirme que el va a ir solo porque Marina tiene que estudiar para el parcial de Anatomía y que solo no quiere ir y que le haga la segunda y bla, bla, bla... La verdad es que me siento medio viejo como para ir a una fiesta de disfraces pero es una excelente oportunidad para conocer gente nueva, con intereses distintos y para demostrarle a Peque que esta todo bien con el. Así quedamos, para el miércoles a la noche. Voy a clase de Química Biológica y esta suspendida, no se que mierda le paso a la profe y se traslada para el próximo lunes. Estoy al pedo y me voy a lo del Cejas a jugar al ajedrez, pero cuando llego estaba con Maru y el ambiente estaba mas que denso: Algún quilombo había habido entre el y el padre y nos fuimos a tomar algo a “Planeta Pirata”, en Ayacucho y 3 de febrero, en San Martín. Ahí estábamos, los tres, tomando una cerveza y veo entrar a La Maga con una amiga. Cuando me ve mira para otro lado pero se le transfigura la cara así que me levanto y me voy hasta su mesa a saludarla. Esta muy nerviosa y, en un alarde de irónica maldad, me pregunta como estaba Janis. Yo hace mas de un mes que no se nada de ella pero le dedico mi mejor sonrisa y le digo: “Muy bien, cada día mas linda... Como estas vos? Y...Como se llamaba? Andrés? Como anda?” Tuve que hacer un esfuerzo para no reírme de su expresión y su tartamudeado susurro (Touche!! pensé). De ser una mina hermosa paso a estar bastante desmejorada, mas gorda, con la cara hinchada, los ojos chicos y extraviados y el gesto soñoliento. En fin, es su vida y su historia: Que se joda. Yo al margen... Vuelvo con el Cejas y Maru y seguimos en lo nuestro, me cuentan un par de historias y yo otras de las mías, nos reímos mucho (es un fenómeno el Cejas, un AMIGO de esos, así, con mayúsculas y no se me ocurre mejor combinación para el que Maru) terminamos las cervezas y nos vamos. El Cejas quiere ir a “Pizza Boy” enfrente, pero yo había salido con dos de las camareras de ahí (Marina, la Rusa y Vero, la Colorada) casi simultáneamente y la historia entre ellas había acabado muy mal, así que encaramos otros rumbos.
Para cuando me dejaron en la esquina de casa yo ya estaba borracho como un marino Noruego y, hablando de nórdicos, se me ocurrió que por la hora que era mejor que dormir seria ir hasta Belgrano (desde Ballester!!!!) y pasar por “El Escandinavo” antes de que cierren. El remis me dejo en la puerta cuando estaban echando a los últimos borrachos y limpiando. Göran me sirvió un mezcal como para que se me pase el pedo, le hice un puchero a Romy y le dije que no tenia donde dormir... Me fui a su casa, pero ella estaba cansada y yo demasiado borracho como para tener sexo, nos dormimos desnudos y abrazados...
Me desperté como a las nueve, agarre el teléfono y avise en la Facu que estaba enfermo. Le pedí a Melisa que les avise a los de la Secretaria que los archivos estaban en orden y que tenían todo preparado para la reunión. Las actas las redactaba yo después.
-“Estas bien?”
y yo:
-“Si, bombón, un poco descompuesto, nomás... Mañana voy”
-“Bueno, que te mejores. Cuidate. Un beso”
Me pregunte que carajo quería decir toda esa franela telefónica y volví a la cama. Romy ronroneo y se empezó a frotar. Nos revolcamos... Muy rico, como siempre. La historia con ella siempre me intrigo, tuvimos nuestro momento de estar juntos, con todas las cuestiones que eso trae, los celos, las discusiones, las risas. No tengo del todo claro lo que ella siente por mi, es un hecho que me quiere, pero no logro ver de que modo me quiere, ni por que... En fin, son un misterio.
Pase todo el día con ella, cogimos mucho y nos reímos mas, es un ángel Romy, siempre me ayuda a olvidar, a no pensar mas de la cuenta.
El viernes, paso de largo: La misma oficina, la misma franela lejana con Melisa, las mismas cantidades industriales de café y la misma paja mental de todos. Fui a clase de Química Orgánica y a un seminario en Histología y Embriología y me encontré con Peque. Nos tomamos no se cuantos colectivos (no hay modo de lograr que Peque suba a un taxi) y llegamos al salón, solo para darnos cuenta que, por supuesto, no llevamos disfraces... Vieja y conocida estrategia, nos metimos en el baño, nos sacamos la ropa y nos la pusimos al revés. La fiesta no era un embole: Eran dos emboles... No se de que modo termino Peque enredado con esta gente. Hay como cuatro o cinco travestis que disfrazados estaban como en la vida diaria, me intereso una vaquerita, dos tipo Sarah Kay (que deben ser hermanas) y una Dominatrix con un cuerpo fabuloso, lencería de cuero, portaligas, un látigo en una mano y un consolador en la otra, pero tenia algo raro en la cara. Nadie me dio mucha cabida y, los pocos que lo hicieron parecían salidos del Hospital Borda, así que me dedique a la cerveza.
La Dominatrix (Julia) se me arrima e intenta hablar un poco, pero yo estoy algo hosco y medio en pedo ya, así que le digo: “Estoy con mi novia” y le señalo la botella de Quilmes que tengo al lado. Julia larga una carcajada tan linda que me dan ganas de que se quede, pero ya se fue. Pasa la fiesta, se acaba la cerveza, los únicos que siguen como locos y dando grititos de placer son los trabucos... A mi ya se me estaba pasando el mareo y Peque me presenta a las dos Sarah Kays (eran hermanas, nomás: Una de ellas (Mariana), que tenia mucha cara de orto, compañera de Peque) La otra, la menor (Gabriela), me mira raro y me dice:
-“Te pareces muchísimo a Javier Calamaro”
-“Eso es bueno o malo?”
-“Buenísimo: Amo a Javier Calamaro”
La miro mientras pienso “Esta pendeja tiene los ojos cariados” y no, no esta tan mal, es casi linda. Manoteo un pañuelo grande que uno de los trabas llevaba sobre los hombros como si fuera un chal y me lo ato en la cabeza, la miro, le digo: “Y ahora?” y le estampo un beso, pero ya eran las seis y media de la mañana, así que la cosa no pasa de unos buenos besos, algo de franela “exploratoria” y un papelito donde le pase mi teléfono (“llamame vos, si queres, que estas muy rica pero a mi me importa una mierda”, pensé) y me fui a casa a intentar dormir.
El viernes en la oficina estaba con el estomago hecho un lavarropas y la cabeza como una licuadora, no le di mucha bola a Melisa y ella, que ya conoce mis resacas, me lleno de café y pateo para mas tarde todas las llamadas que pudo. Entra y muy provocativa se apoya en el armario, me va a decir algo y suena el directo, atiendo con el speaker:
-“Secretaria...”
-“Hola, Tanito, habla Gaby...”
-“Quien?”
-“Gaby, la hermana de Mariana, de la fiesta de anoche... Te acordas?”
-“Ah, si... Dame un segundo...”
Pongo mute y le hago señas a Melisa de que me deje solo, me puso una cara de culo como pocas veces le he visto pero se va. Rarísimo, en líneas generales una mujer no te llama NUNCA hasta que no pase como mínimo tres días desde el primer encuentro. Quizás estoy envejeciendo y mis teorías ya no resultan aplicables... En fin: Quedamos en vernos en "Nastase", en Av. San Martín, a las siete y media (no estaba en condiciones de ir a clases) así que cole para uno de los baños nuevos de la Biblioteca y me afeite ahí y me lave un poco. En el espejo me veo muy mal, sesenta y ocho kilos no es un buen peso para mi mas de metro noventa de altura, el pelo lacio esta bien, la cara la tengo como si no hubiese dormido en meses (y es así, poco mas o menos), tengo unas ojeras que necesitaría un sutien para sostenerlas y estoy mas blanco que un papel. Feo ya era de antes, pero me veo muy demacrado, pálido, hundido... Después de todo: al que no le guste, que mire para otro lado...
Llego al bar un poco mas temprano, saludo a los cuatro vendedores que siempre están ahí, en la misma mesa, pido una cerveza y una ficha de pool y me pongo a jugar solo al Bola 8. Los vendedores y el subnormal que atiende la barra cuando no esta el dueño me miran raro, hablan entre ellos y me miran. Me estaba fijando si no tenia la bragueta abierta cuando llega Gaby y me parte la boca de un beso. La abrazo y veo que todo el bar vuelve a la normalidad. Me siento medio incomodo, creo que estos hijos de puta hacen apuestas para ver si me quedo solo o consigo otra mujer, así que me la llevo al entrepiso, que estaba vacío para estar mas tranquilos.
Gaby es mucho mas linda de lo que pensé y recordaba: Veintiún añitos, metro sesenta y cinco, caderona (culona, que le dicen), pechos no muy grandes pero tampoco chicos, ojos marrones, pelo castaño muy claro, casi rubio, lacio y largo hasta media espalda, buena cintura. No es tonta del todo, pero tampoco descolla por su inteligencia, medio inocente, romanticona: Una buena piba. Traía un pañuelo en la cabeza, lo señala y me dice: ”Te acordas?”... Y si, me acuerdo, si fue anoche... Salimos y los vendedores de la mesa hacían todo tipo de señas y morisquetas, se creen muy pistolas, pero son unos boludos, pase sin darles bola, pare un taxi y nos fuimos al telo de la calle Empedrado y la verdad es que fue toda una sorpresa. Pese a su tendencia al romanticismo, a su inexperiencia (había tenido solo dos novios y, según ella, ningún enrosque) y de su cara de ”niña buena” resulto estar de lo mas dispuesta y no es que hayamos hecho nada raro ni trasgresor, pero para un primer acercamiento, el usar la boca con maestría y cambiar magistralmente de posiciones, fue mucho mas de lo que esperaba... Muy lindo. Después del segundo, estábamos “fumando el de después” y a la luz tenue de la habitación veo que tiene varias cicatrices en las dos piernas y en un brazo, en la cara tenia otra. Muy bien cosidas, casi no se notaban... Un accidente. Me lo contó con una cara que me hizo pensar que lloraba en cualquier momento y ya me estaba desilusionando, pero mantuvo la compostura, así que fuimos por el tercero.
El sábado me llamo de nuevo y nos juntamos, pero yo no quería ir a "Nastase" otra vez, no daba para "Graff" y no quería llevarla a "El Escandinavo" todavía, así que terminamos yendo a “La Farola” de Villa del Parque, una pizzería que siempre me trajo recuerdos lindos... Comimos un poco, tomamos un poco de mas (sobre todo yo) y nos fuimos a un telo... Yo sabia que la flaca se estaba enganchando así que medio le explique que conmigo no podía estar del modo en que habitualmente están las parejas pero ella insistió en que nos conociéramos, que el resto después venia solo y lo dijo con tan inocente candidez que me dio risa... Cuando estábamos en el segundo, la di vuelta y de perrito la empecé a preparar para entrar por la puerta de servicio. No dijo nada cuando el dedo húmedo exploro la zona así que muy despacio, cambie de dirección y, mientras se la metía, la veía retorcerse como una anguila, pero no emitió ni un quejido... Paso la prueba: No es de las que le gusta pero, de ultima, se dejan. Por amor, por deseo de agradar, por curiosidad, porque lo ven como una promesa de continuidad o por el motivo que sea, lo permitió y sonrió satisfecha consigo misma cuando acabamos (acabe), se acostó al lado, me prendió un cigarrillo y me abrazo... Bien, muy bien...
Me gusto estar con ella, me gusto conocer por lo menos esa parte de su carácter, pero por necesidad de libertad, por el deseo de mantener el Status Quo, por no permitir que se enganche mas de la cuenta, o por lo que sea, le digo que el domingo no nos podemos ver y que el lunes tengo que darle una mano a Peque para un final de la Facu. Me hace un puchero, pero acepta el golpe. Me gusta la pendeja esta, me esta gustando...
El domingo, me voy solo a "El Escandinavo" y la paso entre amigos, como a las cuatro, cuando me estoy yendo, el Vaca me hace una seña hacia una mesa marcándome una flaca que me miraba con “esa cara” y me arrimo a la mesa como para disculparme, para dejarlo para otra vuelta... Evidentemente, era una mina muy olvidable porque ni me acuerdo del nombre, ni de cómo era, ni si me lo hizo bien o no... Lo único que me acuerdo es que tuvimos oral en el entrepiso de "El Escandinavo" y se lo trago... Y de ella nada mas, pero me acuerdo que Romy me hizo una especie de escena que no entendí del todo y que me fui a casa medio enojado con la vida y con el mundo.
El lunes, en la oficina, mucho trabajo, Melisa no estaba (tenia licencia por examen y por supuesto yo no me acorde que no venia), pero me escapo un rato para la oficina de Peque para desayunar en paz y ver que era lo que necesitaba para el final. Me tomo unos mates con el y Monio, nos reímos bastante y la verdad que por momentos envidio el “castigo” que hizo que Monio pasara de ser jefe de UNA oficina a jefe de ESA oficina alejada del ruido del Hall Central de la Facu y a rascarse bastante las bolas pero manteniendo el mismo cargo y sueldo... Quedamos en que después de la oficina Monio y yo lo acompañábamos a Bellas Artes acarreando un busto de yeso que pesaba un quintal, paños, pinturas, lienzos y veinte mil boludeces mas que le pedían para esa materia. Volví a mi oficina y me llamo Romy (que no me llama en la puta vida) para preguntarme no se que estupidez (O sea: Me llamo como para dejarme en claro que esta medio enojada conmigo pero que no importa, que esta todo bien igual). Cuando colgué me quede un rato dándole vueltas al asunto y sonó el teléfono. Gaby: "que como estas, que sabia por Mariana que tenían final esa noche, que si nos podemos ver mañana..." y yo: "que estoy bien, que que necesidad de que tu hermana te lo diga si ya te lo había dicho yo, que llamame mañana y vemos".
-“Te portaste bien el domingo?”
-“Ni mejor ni peor que otros fines de semana”
Por un momento me siento tentado de decirle que había estado con la piba esta en "El Escandinavo", pero me sujete a tiempo... En mi, la honestidad es una forma de locura: No puedo no decirle a una mina que estuve con otra, no se por que, simplemente no puedo... Y tampoco puedo evitar estar con otras, pero así esta planteado el juego desde un principio... En fin: Paradojas...
A la hora prevista, nos encontramos Monio, Peque y yo, cargamos toda la parafernalia que necesitaba (hubiese hecho falta un camión!!!) y tomamos la consabida e interminable combinación de colectivos hasta su facu (me cago en Peque y su manía anti-taxi!!!)... Mientras esperábamos los resultados, nos juntamos todos en un patio a fumar y a esperar que los llamen. Mariana, la hermana de Gaby, que seguía con la misma cara de orto que cuando la conocí también rendía y, en un aparte me dijo algo así como que ella cuidaba mucho de la gente que quería, que yo sabia muy bien que Gaby estaba a mil conmigo y que si la lastimaba me las iba a ver con ella... Me molesto bastante y le dije que el hecho de que a ella le faltara un buen enema de peceto y que por eso viviera amargada no le daba derecho a meterse en la vida de los demás, que ya éramos grandes y que no necesitábamos niñera y, por ultimo, que en lo que a mi tocaba podía ir y hacerse coger a maquina... Por supuesto puso mas cara de orto (si es que esto era posible) y se fue meneando el culo furiosa...
Peque, Mariana, Julia y otras tres compañeras aprobaron con diez ese final y decidimos ir a festejar a "El Escandinavo" (claro que Mariana y su cara de orto no vinieron). Göran estaba terminando una partida de ajedrez muy buena con Karnibal y Romy, cuando me vio, me dio un pico como para olvidar lo de la noche pasada: Todo estaba en orden...
Monio se sentía medio fuera de lugar y se fue, el resto nos quedamos tomando algo y boludeando. No recuerdo que hizo Peque, me acuerdo que Julia se me pegoteo un poco y, en un corte, Karnibal y el Vaca que estaban como locos me ponen algo en la mano... Una “piedrita”. Me extraño porque ellos saben muy bien que yo casi no fumo, solo cuando mi pareja de turno rompe las bolas mas de la cuenta y, como ya estaba medio “embebido”, me quede con la mano abierta mirándola y Julia empezó a decir cosas como que le encantaba coger fumada... A buen entendedor...
En el telo de enfrente, sobre Ciudad de la Paz, Julia se armo su canuto y se lo fumo, yo le di un par de secas nomás (lo mío no son las drogas) y después nos revolcamos... A julia le gustaba la jineteada y era de las que se tocan con un solo dedo mientras montan, te miran a los ojos cuando acaban y te limpian lamiéndote... Me encanto... Si tenia algo raro en la cara, una especie de hinchazón, como una cicatriz bulbosa, pero tenia un cuerpazo y sabia usarlo, arquearlo y retorcerlo... Dio cátedra. Las dos veces...
A la salida nos cruzamos con la gente del bar que estaba cerrando y Romy me miro con una cara que pensé que me mataba, pero se dio vuelta y se fue.
El martes, otra vez solo en la oficina, resacoso y trabajando. Sobre medio día suena el teléfono: Romy... Un planteo y una discusión fuera de lugar que no entendí y, como mi animo ya venia medio para la mierda le di el gusto y nos peleamos. Mal.
Media hora después todavía estaba masticando mi bronca, temblando de rabia, cuando me llama Gaby y la verdad que trate muy mal a la pobre pendeja y le conté que había estado con la tarada esa el domingo y con Julia anoche... Silencio. Y al rato, medio llorando: “Me hiciste mal, me hiciste mucho daño... Sabes que? En la vida todo se paga y cuando te toque pagar esta factura acordate de mi”. Sonó un golpe y después, solo el tono...
Fue profético, porque estaba pensando en ella y en lo mal que la trate, pensando en dejar de lado mi orgullo y llamarla para disculparme, cuando una hora después me desmaye. Me desperté en el Hospital Francés treinta y seis horas mas tarde conectado a un montón de maquinas...

martes, 14 de agosto de 2007

“No contraigas matrimonio con ellas, no des tus hijas a sus hijos ni tomes sus hijas para tus hijos” Deuteronomio 7/3-4.


Ahí estaba de nuevo... Yo, en un bar cualquiera, esperando a Caro. Ya sabia lo que iba a pasar, no al pedo había pasado por lo mismo tantas veces. Creo que a toda mujer le llega el momento, cuando su situación social o económica mejora y cuando el cambio de década en su edad se acerca inexorablemente, el pánico da lugar al Síndrome De La Casita Blanca En La Colina y así fue... Mi belleza pelirroja me cito en un bar cualquiera para hablar... De que mierda querrá hablar si ayer tuvimos una maratón sexual que duro hasta las cuatro y media de la mañana? En fin, fue bueno mientras duro... Y mientras pensaba todas estas boludeces, me fumaba el cuarto cigarrillo y miraba la botella de Quilmes que ya andaba dos tercios por debajo de su medida de fabrica, veo entre el humo que salía del cenicero que la morocha que estaba sentada al lado de la puerta no me sacaba los ojos de encima... No me acuerdo de ella pero me miraba como si conociéramos y ya me estaba por arrimar a su mesa cuando llega Caro con una cara de pasto que daba pena y un temblor en las manos que parecía tener Mal de Parkinson: “Tenemos que hablar...”; “Cagamos” pensé... Y fue así nomás: El rosario de reproches, en voz lo suficientemente alta como para que la escuche el kiosquero de la esquina, no por nada era mezzo-soprano en “Drácula” y creo que justamente eso nos cago la historia porque mientras bailaba y cantaba con “The Performers” y hacia obras de Shakeaspare en ingles adaptadas para los hijos de los cogotudos que van a colegios caros y bilingües, cobraba dos con cincuenta y nunca le importaron las cosas que reclamaba y que fueron las que nos pusieron juntos en primer lugar... Así que se lo dije, le dije eso, que su cambio salarial, que su cumpleaños numero treinta y que... Y por arriba de su hombro veo que la morocha de al lado de la puerta me sigue mirando y remeda las poses, gestos y hasta los tics de Caro, riéndose de ella con una soltura que me dio risa a mi y, por supuesto, mi jocosidad fue estruendosamente saludada con un cachetazo que me dio vuelta la cara y con un furioso menear de culo al salir corriendo del bar... Pasado el asombro, la flaca se saco las manos de los ojos y me miro y nos entramos a reír como alienados mentales... Pasar a su mesa y pedir otra cerveza para mi y un gin-tonic para ella fue el acto mas natural y menos programado que había hecho en meses...
Florencia, Flor para los amigos. Alta, de huesos grandes, plana como una mesa por delante y con un culo a prueba de balas por detrás. Pelo negro, ojos negros y enOOrmes, muy pintados, tipo Gothic. Intelectualmente avanzada para sus veintitrés años, había leído mucho. No, no nos conocíamos...
En el telo, mientras ella dormía no podía dejar de darle vueltas al asunto: Donde esta la trampa? No puede haber salido tan bien y sin planearlo. Flor tenia tal capacidad de orgasmos y humedades como para regar Plaza Francia y hacer que el pasto crezca, que por un momento pensé en agarrar el celular y llamar a La Maga para reprocharle sus frigideces, pero no valía la pena: Nuestra historia estaba muerta y enterrada...
Tres tatuajes: En el hombro un Tetragrámaton, cosa que me sorprendió porque siendo judía de familia ortodoxa no debería tener tatuajes y mucho menos escribir Yod-He-Vav-He, en la cintura un tribal entremezclado con caracteres que me parecieron hebraicos también y, en el tobillo una caricatura de Hitler con una especie de pepino enorme metido en el culo que me hizo reír como un endemoniado justo cuando, estando cara a cara, sus tobillos estaban apoyados sobre mis hombros y no era momento para reírse...
Tres días después, un miércoles, Melisa entra a la oficina y me dice que me buscan en el recibidor, yo estaba medio resacoso (había estado con Janis la noche anterior y había terminado como siempre: Con el cuerpo destrozado por el revolcón y en pedo para olvidarla) y me encuentro con Flor con una sonrisa de oreja a oreja, me pone algo en la mano, me planta un beso en la boca, me dice bajito: ”Te espero en el parque” y se va...
Me hago el olímpico boludo, no miro a nadie, entro a la oficina donde Melisa me miraba como con ganas de tirarme en la cabeza el café que me estaba sirviendo y me siento en mi escritorio. Abro el paquete: Falafel, una especie de pan árabe relleno de bolitas de garbanzos, pepinitos en vinagre, salsa con hierbas... En una palabra: Kosher.... Muy rico. Yo sabia que trabajaba en un delivery de comidas kosher de Once, cerca de su casa, un trabajo cómodo que le habían conseguido los padres para que haga algo y se haga responsable y Flor, en total armonía con su espíritu rebelde, no entregaba ni la mitad de los pedidos y siempre dejaba a alguna matrona sin su leicaj para regalárselo a algún chico de la calle o para quedárselo ella. Salgo de la oficina y tenia que ir a rendir un parcial de microbiología, se lo digo y ella me manotea la entrepierna y me dice “anda, volve rápido, te espero...” Veinte minutos después estábamos teniendo sexo en la Plaza Seca de la Facultad de Veterinaria y el busto de Pasteur me miraba no se si con envidia, con divertida condescendencia o con desaprobadora furia.
El parcial? Fue la mejor nota que me saque ese cuatrimestre...
Nos seguimos viendo. Ella no me dijo nunca su dirección ni su teléfono, ni yo se los pedí. Seguía apareciéndose así, de improviso, de lunes a jueves. Me empezó a intrigar que hacia los fines de semana y cada vez las mismas evasivas, así que, por supuesto, yo seguí viviendo mi vida como siempre: enredado con otras mujeres pero sin permitirle el menor atisbo acerca de eso. Quid pro quo. Entonces, lo inevitable, la primera pelea: Me vio un día que había acompañado a Laura al teatro, en el subte... Flor sabia que yo estaba con otras mujeres y que nuestra relación era informal y se lo recordé y le dije que si ella podía ser reservada sobre lo que hacia cuando no estábamos juntos yo esgrimía el mismo derecho y maldito el momento en que abrí la boca: Me invito a la casa.
La madre era muy joven, unos cuarenta y dos años, fumaba Chestterfields a cuatro motores y era de lo mas macanuda, pero mi experiencia con La Maga, Nun, Janis y las demás me había enseñado a no confiar demasiado en las intenciones de las madres. El padre era una especie de momia que debía tener como ochenta años y era un judío de esos de sombrero, rulitos y barba que en cuanto me lo presentaron me miro el pelo hasta media espalda, dijo algo en Yiddish (que a mi me sonó a puteada), se dio vuelta y se fue... La madre era otra cosa. Judía de muchas generaciones, pero mas joven, artista, medio progre, hacia unas esculturas rarísimas pero de muy buen gusto en pate verre, que no es otra cosa que vidrio molido de viejas botellas... Estuvimos hablando y fumando un buen rato. Ella me sondeaba y yo me dejaba, un poquito, y Flor, que se aburría muchísimo, me empezó a toquetear por debajo del mantel. La madre, Mirtha, estaba medio encantada conmigo, sabia que era goim y por eso no entendía que yo supiera tanto de la Tora, que a fin de cuentas no es otra cosa que la primera parte de la Biblia que aprendí en catecismo y para metermela del todo en el bolsillo le hable del Shemot y de la primera palabra: Berechit, desplegando una serie de conocimientos sobre el tema que la sorprendió.
Ahí se aflojo del todo, se levanto y fue a buscar una botellita de oporto para convidarme un vaso. Yo no me podía levantar porque con el franeleo de Flor tenia una erección digna de una película porno y se notaba. Mucho... Cuando Mirtha volvió con los vasos, la mire a los ojos y le largue: Le hayyim!!! y me lo tome de un trago. Le hayyim!!! gritaron las dos como posesas y se tomaron los suyos.
Cuando fuimos hasta la puerta, me juro que iba a hablar con el padre de Flor, que iba a solucionar todo. Yo, la verdad, no entendía un carajo, pero le agradecí cortésmente... En el taxi, Flor me miraba no se si divertida, encantada o una mezcla de ambos y me pregunto como sabia todo eso, así que le conté un poco, no mucho, de mi infancia en el Colegio Agustiniano y como los curas nos descerebraban con teología, hebreo, griego y latín, con paranoias antisemitas sobre complots económicos judíos, le conté otro poco de mi enfermedad por la lectura y mi memoria y... Se puso a llorar... Yo a estas alturas ya no entendía un carajo de verdad, se bajo en un semáforo y se fue. Unos días después se apareció en la oficina de nuevo. Nos fuimos derecho al telo que esta en la calle Empedrado, a la vuelta de la facu.... Muy bien... Conservadora en el sexo: No logre que usara la boca, “Solo la via normal”, pero abundante, y no necesite de otras cosas por lo pronto...
Cuando se iba, me dijo que su mama quería que vaya a “tomar el te” al otro día y, por supuesto, fui...
El viejo no estaba. Mirtha estaba con otra mina de su misma edad, poco mas o menos, que no me presentaron y que me miraba raro. A estas alturas yo ya había aprendido que no tenia que besarlas ni darles la mano y que se las saludaba con una leve inclinación de cabeza. Al rato de hablar boludeces sin importancia, Flor se retiro discretamente y Mirtha me lo largo: Que bueno, que estaba bien, que había hablado con el papa y habían decidido que mientras yo “resolvía mi situación” (¿?) podía verme con Flor, que por supuesto eso excluía salidas durante y en vísperas del sabath y otras fiestas. No entendí mucho pero le respondí que bueno, que por mi, encantado. Salude, busque a Flor y nos fuimos.
Le pregunte que mierda quería decir todo eso y ella me explico que, para vivir tranquila y poder verse conmigo sin que la jodan mas de la cuenta les había dicho que nos queríamos mucho y que pensábamos formalizar en breve: “Si a vos te sirve, por mi muy bien..”.
Así fue que me dedique a ella de modo exclusivo un tiempo. Corte con Laura (que también era hija de judío y católica extremista: Me cago en la mezcolanza!!!), deje de llamar a Janis y no le conteste mas lo llamados... Seguí jugando con Melisa en la oficina, pero eso no era sexo: Era flirteo (histeriqueo, franela, que le dicen)...
Iba los lunes a la casa, charlaba con Mirtha, tomábamos te con unos simpáticos pastelitos de miel –siempre tenia alguna delicia gastronómica kosher para sorprenderme, desde los dulces hasta el pastron- y después nos íbamos por ahí. El viejo ni aportaba, se limitaba a mirarme de lejos a la pasada y desaparecía. Todo era normal hasta el jueves y se interrumpía el viernes hasta el otro lunes y así anduvimos unos dos, casi tres meses, a entera satisfacción de las partes. En el proceso, yo había empezado a querer a Flor pese a sus cosas raras, sus rayes y sus contradicciones, y había empezado a sentirme casi cómodo hasta que, un lunes, en vez de Mirtha, me estaba esperando el viejo con dos tipos mas de la colectividad. Todos muy solemnes. Y se armo: Flor no quería dejarme solo con ellos, medio discutieron pero se termino quedando, los viejos me dijeron que ya había pasado tiempo y que no veían por mi parte ninguna intención de adelantar las cosas. Yo no entendía muy bien y la mire a Flor, que estaba con la cabeza baja y, creo que llorando, así que les pregunte que era lo que querían decir... Lo siguiente que supe fue que estaba como a tres cuadras de ahí, riéndome solo a carcajadas y Flor corriendo detrás mío y llamándome. Frene... La muy rayada le había dicho a los padres que yo me iba a “convertir” para poder formalizar nuestra relación y, por supuesto, yo no iba a cortar mi pito, mi pobrecito pito, para hacerme judío y, mucho menos me iba a casar con ella ni con ninguna otra. Nos fuimos a un telo, pero ya empezaron los problemas: “Que si no me queres, que si no harías ese sacrificio por mi, bla, bla...” y yo: “Que si, que te quiero pero también quiero a un montón de gente y ninguno me pide que me mutile el pito ni deje de comer cerdo para ser mi amigo, mi hermano o mi novia; que yo no creo en dios y que no me gustan las mentiras, que no tengo ningún apuro por casarme ni por formalizar nada, bla, bla, bla...” Se fue furiosa. Desapareció... Unos días... En el telo de la calle Olazábal, una semana después, me contó que les había tenido que prometer a los padres que no nos íbamos a ver nunca mas para salvarse de que la manden a Israel a un kibbutz, a estudiar, trabajar y a hacer el servicio militar, que allá lo hacen todos, hombres y mujeres... En fin, nada nuevo para mi: Otra relación a escondidas, estuve a punto de mandarla a la mierda, pero me quede, no se por que, pero me quede...
La cosa mas o menos marcho unas semanas, pero a mi ya se me había enfriado el entusiasmo, no me gustaba tener que estar a las vueltas para poder vernos un rato y ella estaba medio paranoica, ya no quería venir a la oficina porque conocía a muchos estudiantes y docentes que eran de la colectividad y nos podían ver y, al final así fue... Nos vio no se si un primo de ella o de Mirtha en Parque los Andes, frotándonos como perros en celo, y paso el dato a la familia. La echaron de la casa y la dieron por muerta, taparon los espejos (no creí que esa costumbre se podía seguir observando a dos pasos de nuestro tercer milenio... Y ellos van por el quinto!!!) y se prohibió a la familia nombrarla.
Flor se fue a vivir a una pieza en San Telmo, yo la ayudaba un poco en lo que podía, pero la gran rebelde, la chica independiente, la bohemia, empezó a extrañar la heladera llena, la televisión y la vida cómoda y, un domingo a medio día, cuando hacia justo cuatro meses que nos habíamos conocido, me dijo que se había arreglado con la mama y que volvía a casa... Me di vuelta para irme, me agarro, grito, lloro, me cogió contra el placard, me tiro a la cama y me dio una jineteada de las buenas... Cuando se durmió salí despacito, y me fui caminando por Humberto 1º, entre a un barcito y pedí una cerveza... Agarre el celular para llamar a Janis y estuve mirándolo sin decidirme... Al final lo guarde, me empecé a reír y llame al mozo: Pedí otra cerveza y un sándwich de jamón crudo...