martes, 16 de septiembre de 2008

“...y eso es todo lo que tengo que decir acerca de eso...” Forrest Gump


Ochenta y seis horas... Ochenta y seis horas y todavía no lograba dormir. Ni siquiera logre esta vez ese estado de duermevela, ese no-sueño que me permitía descansar un poco. Tenia el estomago hecho un lavarropas y la boca amarga de tabaco fuerte (había cambiado los L&M por Parissienes y, después, por Particulares 30), la cerveza se había convertido en una gaseosa cualquiera y le empecé a pegar duro al vino y a la ginebra. Casi no comía y lo poco que lograba mandar al estomago lo vomitaba. No soportaba la luz y vivía de noche, con anteojos negros, hasta que empecé a parecerme a una mala copia de Bela Lugosi. Lo peor del caso es que era completamente conciente que actuando de este modo les daba la razón a ellas, a las Urracas, pero sinceramente: Me importaba una mierda.
Necesitaba a Janis... Y estaba empezando a odiarla... La odiaba por necesitarla, la odiaba por volver y la odiaba cuando volvía a irse... Es al pedo: Los seres humanos amamos y nos enamoramos justo de aquello que no podemos tener y es cierto lo que dicen sobre el amor y el odio, la línea que los divide es demasiado tenue y yo comenzaba a darme cuenta de que no había modo, que nunca iba a ser aceptado, no importaba lo mucho que hiciera o dejara de hacer. Estaba bien que recibiera unas pocas migajas de felicidad, pero no demasiada: No podía irme bien, por lo menos no mejor que a ellos o a sus hijos, no podía quedarme con la mina mas linda: Eso ya era intolerable, por lo que volvieron a la carga con renovados bríos...
Pero... Es que no me van a dejar en paz? Yo se (como ellas también saben) que sus intenciones no son buenas, que no es cierto que actúan en interés de sus cachorros, las muy perras. Solo que resulto útil, practico para echar culpas por frustraciones y fracasos que no son míos, que son suyos, pero no pueden ni quieren enfrentar. Lo que mas me asusta del tema (porque yo también siento miedo, a veces, pocas veces, pero me pasa) es que me suena a sanata, a simple y mortal aburrimiento de ama de casa frustrada e insatisfecha, a crisis menopausica y cincuentona... Yo no tengo la culpa de que se me pare el pito, es una función biológica que tiene que ver con el fluir de la sangre desde el corazón hacia otros músculos bastante mas interesantes y tampoco tengo la culpa que esa hemodinámica me salga bien a mi (con o sin la participación de sus hijas) y no tanto a sus maridos.
Todo hubiese sido tolerable si Janis se hubiese quedado conmigo, pero cuando ella se fue, la cabeza me hizo un click y llegue a la conclusión, al horrible conocimiento de que las mujeres me hacían mal. No, no las mujeres: Las relaciones con ellas y su entorno, y tome la triste determinación de no relacionarme nunca mas con ninguna y hacerlo con todas al mismo tiempo... No iba a volver a exponerme de ese modo y decidí que el amor estaba sobrevaluado, que resultaba dañino para un tipo como yo que estaba a medias domesticado, aunque me rompiese el culo para estar a la altura del resto... Era al pedo: Nunca iba a estarlo... Urracas de mierda...

martes, 22 de julio de 2008

“Los amantes no podían ni vivir ni morir el uno sin el otro. Separados, no era vida, ni tampoco muerte, sino vida y muerte a la vez." J. Bedier, Tristan e Isolda, XV.


Esperar en un café. Esperar. Últimamente se había convertido en una costumbre nada sana. Esperar a un amigo para desahogarme, esperar a una mujer para que me consuele. Esperar a Janis sabiendo que no iba a venir.
Una vez que si vino me dijo que no podíamos seguir juntos, que su familia no lo aceptaba y que no iba a aceptarlo nunca, que no tenia las fuerzas para luchar con su carrera, mi presencia en su vida y la continua batalla en su casa. Que me amaba pero que teníamos intereses distintos (¿?), que siguiéramos como antes...
Días después, en otro café volvió a venir: “Que no puedo vivir sin vos, que te extraño, que te llame a todos los teléfonos, te busque en todos los bares y no estabas... “(¿?)
No dejan de sorprenderme, nunca termino de aprender sobre ellas (pero debo decir que el costo era demasiado alto: Mi salud mental, ya de por si bastante deteriorada, y mi vida, peligraban demasiado con este aprendizaje).
La odie... El tema de los corazoncitos fucsia en su agenda me quemaba como un ácido, pero no podía decírselo... No se por que, pero no podía hablar de esto con ella; y ahora, esta cobardía suya, este dejarme solo en la estacada...
Estaba MUY enojado con ella y quise vengarme, como con La Maga, pero no sirvió. Fuimos a un telo de Av. Marquez (el “Colt”) un domingo a las tres de la tarde. Pasamos por todas las posiciones del Kama Sutra y del Ananga Ranga, la use como a un Efestion, como a un pederasta cualquiera, hice que se tragara mi semilla, la embadurné por completo con mi prole sin germinar, la cabalgue como a un caballo desbocado, permití que me monte como en un rodeo, la lamí por completo hasta el nacimiento del pelo. Salimos a las diez y media de la noche... Le encanto: Estaba feliz como una Susanita el día de su casamiento.
Pero no sirvió de nada. Ella me necesitaba de un modo físico solamente. Socialmente yo tenia vedados casi todos los ámbitos que frecuentaba (ni hablemos del familiar). Unas pocas veces me pidió que la acompañara a distintas reuniones, pero solo aquellas en donde mi presencia hacia juego con su ropa: Una obra de teatro under, algún recital de rock, unos pocos cumpleaños de amistades con intereses similares a los míos. En el resto de su vida, yo desentonaba, estaba fuera de lugar como chupete en el culo. Sencillamente: No le alcanzaba el amor.
El día que me pidió que me vaya, estaba solo en un café esperando a Chuck, escribiendo y dibujando. El me contuvo, me contó algo de su vida que guardaba similitudes con mi situación, pero en su caso el final había sido feliz.
Un día gris, de esos que tiene Buenos Aires en invierno durante el “veranito de San Juan”: Mucho calor y con una garúa finita y persistente. Estaba envuelto en una neblina de nostalgias y decidí tomar el tren. En la estación, mientras esperaba, me quede fascinado con una piba que bailaba sola arriba de unos escombros, empapada, loca perdida, de alcohol, merca o amor. Escuchaba la música que salía por el altoparlante y bailaba sola en precario equilibrio sobre unos ladrillos, debajo del chorrito de agua que caía por desagüe del techo del anden, cantando mal pero con un sentimiento visceral entre la gente que pasaba alrededor sin mirarla, indiferentes a su locura... Perdí dos trenes mirándola estupidizado, perdido entre los pezones rosados que se translucían de su remera blanca y pensando: “yo necesito algo así, alguien a quien no le importe una mierda de nada ni de nadie, alguien loco, en su propia nube de pedo, indiferente a la indiferencia y a lo que puedan decir u opinar y...”
Me estaba mirando. Levante la vista de sus pechos y me clavo esos ojos alucinados y... Me escape como rata por tirante, subí al tren que acababa de llegar y vi por la ventanilla que me seguía mirando, ya sin bailar, sin cantar. Solo parada ahí, mirándome como a través mío... Debería haberme quedado, intentar un acercamiento... Pero me fui.
Dos días después, en este café, esperando a Janis que me había vuelto a llamar y temblando de incertidumbre, con los nervios destrozados de no saber que iba a pasar, con que carajo iba a salir después.
Llego contenta, me beso, charlamos, nos reímos, tomamos cerveza. Era maravilloso: Todo estaba en orden, todo volvía a ser como antes. Estábamos relajados, felices, riéndonos a carcajadas, besándonos entre sorbo y sorbo, entre las colillas de los cigarrillos y salimos a la calle abrazándonos fuerte por el frío de la noche que empezaba a caer, mas enamorados que nunca. No pudimos esperar, muertos de deseo, empezamos en el asiento de atrás del remis, con el chofer mirando por el espejo retrovisor, sin que nos importe una mierda la calentura del pobre tipo y, en el telo, nos tomamos todo el tiempo del mundo, nos perdimos entre caricias y besos y abrazos y cogimos muchas veces, de muchas formas... Hasta el otro día en que nos subimos flotando al remis que por algún raro sortilegio de los Dioses o del Destino era el mismo que nos había traído, con el mismo chofer que seguía con la lengua afuera.
Antes de dejarla en su casa nos besamos como nunca nos habíamos besado antes y... Me dijo que estaba muy enamorada, que no podía manejar esos sentimientos, que me amaba tanto, tanto que había sido la ultima vez, que no la obligara a elegir entre su familia y yo y que ya no íbamos a estar juntos, que era mejor que no nos viéramos mas por lo menos por un tiempo la puta madre que la parió.
Ya era de día y camine solo hasta la estación de tren, buscando a la loca, a la que bailaba sola y alucinada bajo la llovizna y que, por supuesto, no estaba. Y no llovía, brillaba el sol... Pero yo tenia el alma llena de nubarrones.

lunes, 7 de julio de 2008

"Amar es vivir y morir por una apuesta maldita que hacemos sobre lo que pasa en el alma del otro." Antiguo proverbio


Estuvieron enamorados alguna vez? Dicen los que saben que a todos nos pasa, por lo menos una vez en la vida y que ese amor, EL AMOR que se siente por esa persona, ya no vuelve a sentirse; por lo menos no en ese grado de pureza... Pero a mi ya me estaba pareciendo otra cosa, me estaba pareciendo que “los que saben” no saben un carajo en realidad, y que todas esas historias sobre “EL” amor de su vida eran historias no concretadas, una crónica de frustraciones y nostalgias...
Todos, o por lo menos la gran mayoría, cuando te hablan del amor de su vida no están hablando de su pareja sino de una relación rota de la que recuerdan solo fragmentos, solo las cosas lindas y siempre fue una relación que se deshizo por culpa de alguien mas...
Pero es mentira: En una pareja las cosas se realizan o no se realizan de acuerdo a las ganas y la voluntad de las partes: El resto del mundo no tiene un carajo que ver ni que opinar...
Resulta que al final yo soy exactamente igual que todos los demás: No soy especial, no tengo nada en mi fuera de lo común: Resulta que tengo dos brazos, dos piernas, dos ojos (bien bonitos, por cierto), un pito (de tamaño medio, nomás) y sangro como cualquier otro. Puedo ser engañado como cualquiera y puedo sufrir igual que el resto, puedo crear castillos en el aire como todos y venderme y comprarme cuantas fábulas felices se me canten...
Y eso fue exactamente lo que me paso: Arme un producto, lo desarrolle, me lo vendí a mi mismo y lo compre sobrevaluado, pero feliz de pagar el precio y conciente que era carísimo, me sumergí en una deuda con mi propia vida que aun hoy no termino de pagar: JANIS...

Al final ella tampoco le dijo nada a su familia, de eso se encargo su ahora ex-novio aunque mucha falta no hacia: La madre será una Urraca pero de boluda no tiene un pelo.
Si bien era común que yo fuera a su casa y me encerrara con ella en su habitación o salieramos juntos unas horas a boludear por ahi, algo se olía: Empezó por no pasarle mis llamados y por sospechar que todas esas rosas anónimas que recibía (y que Janis colgaba cabeza abajo para secar y conservar logrando únicamente llenar su pieza de pulgones y del olor dulzón a flores pasadas típico de las Salas Velatorias) tenían como remitente a este pobre Sapo que por una vez en su vida quiso hacer las cosas como se supone que deben ser hechas e hizo todo lo que se supone que un buen novio debe hacer.
El ex apareció por su casa un día cualquiera con un frasco de miel (el tipo estaba al pedo así que jugaba al Apicultor) en un horario absurdo en que era imposible que Janis estuviese y se lo regalo a la madre diciéndole que era triste, que era una lastima, pero que las cosas entre ellos no habían funcionado y que Janis se había enamorado de su mejor amigo (¿?), pero que en virtud de los años transcurridos y el aprecio que le tenia (el muy hijo de puta hablaba pestes de su suegra hasta hace unos días) le regalaba ese frasco de miel, fruto de su primera cosecha y del sudor de su frente, que había reservado cuidadosamente para cuando llegara el primer hijo que ya no vendría... Si mi “suegra potencial” me odiaba antes, imaginen ahora... Imagínense a las Urracas, a las madres de Janis, de Nun, de La Maga y del Lobo, reunidas en franco aquelarre con el meñique arqueado sobre las tazas de te y los scones de mierda que hornearon para la ocasión. Hablando de mi... De mi!!! De mi, que no quería otra cosa que ser aceptado, que pasar desapercibido, un árbol mas en el bosque...
Me entere de todo esto por boca de Janis , con la que me seguía viendo a escondidas y estábamos medio juntos medio separados: Ella había empezado las clases, el ultimo tranco que le faltaba para ser una profesional, en la UADE, y me esperaba en la parada del colectivo a las ocho menos cuarto, subía y nos íbamos juntos hasta mi oficina... Un par de veces nos bajamos y echábamos uno rapidito en el Campus (una de las veces nos agarro un custodio en pleno coginche dentro de un quincho abandonado, pero el tipo me reconoció y me debía un par de favores así que la cosa no paso a mayores).
Ella estaba rara, distante, me volvía loco: Un día me llamaba dieciocho o veinte veces y me decía que me amaba, que no podía vivir sin mi. Al otro, desaparecía y, cuando yo la llamaba me decía que necesitaba aire, espacio, que extrañaba al novio, que cinco años era mucho tiempo...
Me paso algo espantoso por aquellos días: La Directora de la Biblioteca (la oficina para la que yo trabajaba en la Facultad) era también Secretaria Adjunta de ABGRA(*) y necesitaba alguien eficaz, eficiente y de confianza para una convención que organizaban en la Feria del Libro y me ofreció el trabajo a mi. Duraba algo mas de una semana, muy buena plata y yo, que siempre estaba a la pesca de algo que me permitiera mejorar mi situación para ser uno mas del montón acepte encantado. Había que ir de traje y bien presentado y no fue hasta ese momento que Janis me pidió que la acompañe un día cualquiera hasta la UADE: Quería mostrarme... Me convirtió en un accesorio de moda, como una cartera, una gargantilla o una pañoleta. Casi vomito del asco...
En el medio, uno de los días en que ella desaparecía, la llame y me atendió la madre: Me trato muy mal y, antes de que pudiera decirle nada, colgó el teléfono. Pasaron unas horas y no me llamaba así que decidí ir hasta su casa... Volvió a atenderme la madre, me dijo cosas horribles, me insulto, me puteo y me carajeo de un modo que nunca hubiera esperado, pego un portazo y me dejo temblando de furia y estupor en la vereda...
La Feria del Libro ya terminaba y estábamos comiendo en una pizzería de Villa Urquiza, cuando Janis me dijo que se iba el fin de semana largo (Semana Santa) a Mar del Plata con el ex novio, que tenían el departamento alquilado desde antes de lo de Necochea y que no quería perder la seña y la puta madre que la parió... Me dejo echo una masa informe de mierda pero no había modo de evitarlo, así que pague la cuenta de la pizzería y me la lleve al telo que esta frente a la estación Colegiales decidido a darle la mejor fiesta de su vida: Si me iba a cagar, que no fuera por abstinencia... Y, en lo que se refiere a fiestas, se la di: Entramos a las once y media de la noche, salimos a las cuatro de la mañana... La bese en la esquina de su casa y la mire: Esos ojos... Esos ojos marrones (no azules, no verdes, no grises... Marrones: Un par de ojos del montón pero dulces como pocos he visto) me miraron mas que enamorados y pude volver a respirar: Ella me amaba o, por lo menos, me quería y me dieron una sensación de seguridad que el tiempo demostraría ser mas falsa que billete de tres pesos.
Ni falta hace decir que se fue a la costa con el salame... Era demasiado decidida como para hacer nada al respecto y yo... Bueno: Yo odio rogar...
Cuando volvió, un domingo a la noche me llamo, no dejo pasar el tiempo y me llamo y eso me dio mas esperanzas (aunque este Sapo sabe mas que bien que la esperanza es la paciencia de los imbeciles)... Quedamos en vernos al otro día a la noche en un Pizza Libre de San Martín para cenar.
El lunes se hizo interminable pero paso, y me junte con Janis en la pizzería. Comimos, tomamos cerveza, nos reímos un poco, hablamos... Ella me dijo que era parte del proceso, del luto, que cinco años y pico, que no había pasado nada y bla, bla, bla y empezó a toquetearme por debajo de la mesa cada vez que la camarera se acercaba a preguntar si necesitábamos algo mas... Yo le creí una parte y el resto no, pero supongo que, de algún modo, NECESITABA creerle. En un momento ella fue al baño y yo agarre su agenda para escribirle algo lindo o hacerle un dibujo, para desinflar un poco la montaña de tensión que había entre nosotros y, entonces, lo supe...
Algo tengo que decirles acerca de Janis: Era mi mejor amiga, casi mi hermana. Yo sabia TODO acerca de ella y era la mente mas estructurada y mas organizada que puedan imaginarse. Yo sabia que desde su primera relación anotaba cuidadosamente en fichas el día, la hora y con quien. El ritmo de vida hacia que lo consignara en su agenda con unos simpáticos corazoncitos color fucsia con la inicial del afortunado hijo de puta en el medio para no olvidarse y después pasarlo a una ficha Nº 3. Bueno, además de las múltiples “T” de enero a esta parte (por que cogiamos como animales en celo) había unas cuantas mas recorriendo el alfabeto.
Pedí otra cerveza y la cuenta. Yo le podía perdonar las “R”, las “J”, las “H” y las “G”, pero no podía perdonarle las “JI”... En otra época de mi vida yo hubiera podido pesar la enorme cantidad de anotaciones que me correspondían contra las pocas, poquísimas, que les tocaban al resto, pero ahora no... Lo que no le podía perdonar era la mentira y acaba de mentirme descaradamente. Por un momento pensé en pagar la cuenta e irme a la mierda para no volver a verla nunca mas, pero decidí quedarme y hacerle saber que YO SABIA.
Cuando volvió del baño pague y salimos, hacia un frío de re-cagarse y yo, como siempre, andaba sin un mango. Quise decírselo, les juro que quise decirle que ya sabia todo, pero estaba tan linda que no pude y terminamos cogiendo en el zaguán de una casa cualquiera frente al Comando Radioeléctrico de San Martín y, mientras se la metía, así de parados, me puse a llorar. No se por que, pero si antes me sentía desgraciado en ese momento solo podía pensar en una gillette mordiéndome las muñecas.
Caminamos unas cuadras mas y en la esquina de su casa (yo no podía acompañarla hasta la puerta) se lo iba a decir y... Tampoco pude. Cogimos otra vez, de parados nomás, contra el tronco de un árbol en la vereda. Me beso y se fue a dormir y me dejo ahí, tirado, sin nada, mas pobre que una laucha. Pobre de amor, de afecto, de aceptación y cariño. Huérfano de caricias...
Perdí todo por ella, lo poco que tenia y que me había costado años conseguir... Mire para adentro, me estudie cuidadosamente a mi mismo y la puta madre que la parió: Todavía la quería...


(*)ABGRA: Asociación de Bibliotecarios Graduados de la Republica Argentina

martes, 17 de junio de 2008

“Hay momentos en nuestra vida en que tenemos necesidad de ser canallas, de ensuciarnos hasta adentro, de hacer alguna infamia, yo que se... de destrozar para siempre la vida de un hombre... y después de hecho eso podremos volver a caminar tranquilos”. El Juguete Rabioso, Roberto Arlt


Estaba raro, como insensible. Desde Vero no había vuelto a tener mujer estable, pero tampoco la buscaba. Tenia a Adriana en la oficina y a la Colo, una camarera de Pizza Boy. Adriana había resultado fabulosa en la cama: Cogimos en el parque, en el deposito de libros, en la sala de calderas, en mi oficina, en la suya, en el auditorio de Medios Audiovisuales una vez que cubrí al Coyote que había ido a hacer unos tramites y, de aburrido la llame por el interno. Fuimos un par de veces al telo de la calle Empedrado y una de las veces vino con portaligas y trajo un juguetito. Riquísimo...
Creo que tenia medio intención de formalizar conmigo, pero desde la Maga yo no quería saber nada de noviazgos ni relaciones estables.
Con respecto a la Maga yo había cambiado mucho mi modo de pensar y había pasado de modo casi automático de un amor despechado a un desprecio tranquilo cuando, un sábado, me la encontré con unas amigas en Mama Rock donde Chuck, Ser, Aníbal, el Cejas, el Tostau y yo estábamos tomando unas cervezas. Se sentaron con nosotros y ella graznaba a todo el que quisiera escucharla y a voz en cuello, lo bueno que era su novio, la plata que tenia, el auto que tenia y lo bien que le había caído a su familia; pero cuando se iban se inclino para saludarme y la hice sentarse en mis rodillas, le mordí el cuello y le susurre dos boludeces: Ese fue todo el trabajo que me costo llevármela al Colt, un telo de Av. Márquez.
Por lo demás, mi vida seguía como siempre: No podía dormir, los mismos trabajos, la misma gente...
Janis me llamo un par de veces para charlar, para apoyarme, porque creía que seguía con el luto de mi relación con la Maga, pero en realidad hablábamos mas de ella que de mi: Estaba mas relajada ahora, que estaba de vacaciones, pero el ultimo cuatrimestre de facultad la había dejado agotada. Estaba teniendo algunas dudas sobre su relación con su novio, con el que estaba hacia mas de cinco años y con el que suponía que se iba a casar pronto. Si bien yo medio trabajaba con el y era muy amigo de su padre, me entere por Janis que el tipo se inscribió en la facultad pero hace mas de un año y medio que no va, que cuando todo el mundo piensa que esta ahí, en realidad esta en su oficina (la del padre) jugando con la computadora o en casa de Janis. Por una cuestión de “honor entre hombres” yo medio lo defendí al principio, pero a medida que Janis me iba contando mas y mas cosas, yo iba teniendo la pavorosa certidumbre de que el tipo era un cretino, que tenia todos los privilegios que a mi me habían sido vedados y que los dejaba ir, los dejaba pasar, como si tal cosa y me empecé a poner de su lado. La cosa es que, no se bien como, hicimos una especie de apuesta, una especie de desafío, medio en joda medio en serio, donde si yo “ganaba” las alternativas iban desde una cena preparada por ella (dudoso deleite gastronómico) hasta un revolcón de aquellos. Seria bueno aclarar que, pese al perfecto cuerpo de bailarina, los ojos dulces, del mutuo afecto y amor que nos profesábamos, de haber dormido mas de una vez casi en bolas y “de cucharita” sin que pasara nada y de los castos besos en la boca que nos dábamos (picos que le dicen), ni siquiera me pasaba por la cabeza la idea de tener sexo con ella... Creánlo o no, diría Ripley, pero la realidad es que, si bien la amaba como pocas veces ame a nadie, era otro tipo de amor, el que se profesa a una hermana, a una amiga muy querida, hasta que en Moreno (Provincia de Buenos Aires) hizo una especie de “sanguchito” entre el Tostau y yo, acostados los tres entre las hojas secas de los robles (pero de mi lado se frotaba y del otro no). Yo acababa de recibir una carta de La Maga (una de esas cartas que escriben las mujeres destinadas a rompernos las pelotas y desequilibrar todas las teorías que habíamos formulado mentalmente acerca de la ruptura en cuestión), por lo que andaba de un humor de mierda y acepte el frote y hasta colabore un poco con el.
Unas semanas después, hice un viaje al sur con el novio de Janis, propiamente al culo del mundo, a Tierra del Fuego, país de los Selk´Nam, donde en las cortas noches de verano hablamos de este tema sin llegar a ninguna conclusión valida (por lo menos en lo que a mi respecta).
Cuando volvimos del sur, salio otro viaje hacia el este, a la costa: Necochea.
Fui medio solo, con el Cejas, Chuk y Waldo; pero también iba la Maga... Y Janis...
La Maga, pese a estar “de novia” con el mentado boludo que le caía bien a sus padres, se cogió a un pobre forro de La Plata (quien se quedo enamorado como un adolescente) y medio me alboroto un poco. Janis, como siempre, se ocupo de cuidarme para que no me mande ninguna cagada a ese respecto y no volviera a caer perdido (una vez mas) entre sus brazos... Como al quinto día, estábamos todos en la playa y nos quedamos solos, Janis y yo, y empezamos a hablar. En un momento, ella me empezó a contar del rechazo físico que sentía hacia su novio y se puso a llorar... Todo paso muy rápido: La abrace, la mime, le dije cosas lindas para que se ría, la bese... La bese, la bese y la bese... Me devolvió los besos y... Creo que fue culpa mía: Nos estábamos besando con una desesperación digna de mejor causa, de telenovela brasileña o venezolana y, cuando abrí los ojos, la cara de orto de la Maga que venia de la mano del pobre boludo de la ciudad de Dardo Rocha y las diagonales y que no entendía nada del conflictivo triangulo por lo que venia con una sonrisa tipo Forrest Gump, me dijo sin palabras que era el principio del fin: Todo mi entorno y el de Janis se iba a enterar y ya nada iba a ser como antes...
Janis tuvo una crisis nerviosa y se puso a llorar y a gritar en el suelo, sus amigas la rodearon y no me dejaron espacio para hablarle ni decirle nada... Me fui solo de esa playa y me senté debajo de un árbol para poner en orden mis ideas: Janis iba a perder a su novio, yo iba a perder todo lo demás...
Tenia que renunciar, no podía seguir trabajando con el padre del novio engañado, esa amistad iba a romperse y me iba a quedar (una vez mas) en la picota, en el banquillo de los acusados. Muchos de mis amigos iban a darme la espalda...
Mas tarde, Janis y yo nos juntamos a charlar y le propuse estar juntos, en pareja; pero ella me miro raro sin contestarme... Me asuste por su mirada y le dije que nos conocíamos demasiado, que nos entendíamos desde siempre, que el único ingrediente que nos faltaba para ser la pareja perfecta era la atracción sexual o física y que ahora... Ella me empezó a besar y me dijo que hace milenios que sentía atracción por mi, que por eso nunca toleraba la cercanía de alguna de mis novias y cogimos ahí, entre la arena y las agujas perfumadas de los pinos de Necochea, con el sonido del mar rompiendo contra la costa flotando alrededor nuestro... Se acurruco contra mi pecho con los ojos cerrados y se durmió ronroneando... Prendí un cigarrillo y me quede mirando las espirales de humo: Estaba enamorado otra vez...


Claro que, tratándose de mi, no podía ser todo tan fácil: Quedaba pendiente el tema del novio y su padre, de sus amigas y los míos, de su familia y de la mía, de mi renuncia y... de la Maga...
Yo no me sentía muy obligado a ese respecto, pero ella estaba entre el grupo de Janis, así que no quedo otra que tener una charla a solas con ella.
Estaba furiosa. Me dijo que le había faltado el respeto (¿?), que después de lo que habíamos vivido juntos no podía hacerle una cosa así (¿?), que al final habían terminado teniendo razón sus padres acerca de todo lo hijo de puta que yo era (¿?) y ahí perdí la paciencia: Le hice saber que yo sabia desde el principio que había empezado con su nuevo novio mientras estábamos juntos y se quedo con la boca abierta a la mitad de una frase y aproveche su estupor para seguir hablando yo: Le recrimine sus frigideces, sus falsas acusaciones y las de sus padres, su comportamiento de adolescente estúpida y calentona que le hizo ponerle cuernos al tipo con el que recién esta empezando a construir su pareja con un fulano al que acababa de conocer y a la primera oportunidad y, por ultimo, le recordé que ya no estábamos juntos por su propia elección y decisión de su familia por lo que no me consideraba obligado a darle explicaciones de ninguna índole y... Se puso a llorar. Bajo la cabeza y se puso a llorar en silencio, sin sollozos, con grandes lagrimones que le corrían por la cara. La abrace, le pedí disculpas por el tono, pero no por el contenido y ella intento besarme, pero la rechace y me miro de un modo horrible. Nos fuimos, ella terriblemente angustiada y yo feliz de haber podido escapar a sus avances por primera vez.
Mas tarde, le conté todo a Janis, le mostré la carta de renuncia que había escrito para mi amigo y le pregunte como seguíamos, cuando se lo hacíamos saber a su novio y de que modo... Ya sabemos: “Tres puntos no alineados forman un plano”, “El triangulo es una estructura indeformable” y, la verdad, me cago en Euclides y todas sus teorías geométricas, porque en el mundo real, en la triste realidad que nosotros pisamos, en un triangulo uno de los vértices siempre termina dañado (y por regla general, ese vértice, siempre soy yo). Janis me dijo que se lo iba a decir ella, que iba a pensar y preparar el terreno, que el momento adecuado no estaba lejos y le creí...
Volvimos de la costa y pasaron los días, ni la familia de Janis, ni la mía, ni su novio estaban al tanto de lo que pasaba o había pasado aunque todos lo suponían. Ella dilataba una situación que, ya de por si, era insostenible: Nos veíamos y nos queríamos comer a besos, frotarnos, lamernos. No dejábamos pasar oportunidad sin coger, sin franelear, pero todo era a escondidas: Un secreto conocido por todos.
Un día, como un mes después de haber vuelto de la costa, no aguante mas y se lo dije:
-O se lo decís vos o se lo digo yo
-Ya lo sabe-
me contesto-Viene para acá a hablar con vos
-Conmigo? Y de que mierda quiere hablar conmigo?
Al parecer ella no le dijo nada, el tipo hizo caso de los rumores y estuvo haciendo llamadas, preguntando. Mis amigos armaron un muro de silencio alrededor mío, como cuidándome, pero alguien se lo confirmo y el se lo echo de golpe a Janis y sin previo aviso. Ella se sintió sorprendida y le vomito todo, del modo innecesariamente cruel que es habitual en las mujeres asi que después del rosario de insultos y puteadas adecuados para la situación el tipo vino a buscarme y cuando llego, se sentó prudencialmente del otro lado de la mesa con una cara de acelga que movía a la compasión y empezó a farfullar muy bajito con un temblor de labios que no le permitía hablar con claridad. No, no era la traición... Me tenia miedo. El pobre tipo tiritaba de miedo y eso hizo que yo sintiera mas lastima por el todavía:
-Corta el rollo-le dije-Que queres? Que viniste a preguntar?
El la miro a Janis y me lo escupió temblando
-Que paso? Eso quiero saber... QUE CARAJO PASO?!?
-No te hagas la película, no paso nada... Nada importante: Estábamos los dos mal, lloramos, nos abrazamos y la situación nos desbordo. Si me queres pegar, hace de cuenta que tengo las manos atadas, no me voy a defender...
Se desarmo. No se que mierda esperaba pero, evidentemente, no era eso... Me miro desconcertado y se levanto, agarro a Janis de la mano y se fueron dejándome solo. Yo estaba dispuesto a dejarme cascar solo para que no se sintiera tan mal, para que todo el jodido asunto tuviese sentido, para que sintiera como que había cumplido con su deber de “Macho Argentino”, que había reafirmado su propiedad, pero se levantaron y se fueron. Una hora después ella volvió, feliz, liviana como si se hubiera sacado una Caterpillar de encima, me mato a besos y me dijo que ya estaba, que la había puteado, que había llorado y que se había ido... En suma: Que éramos libres para hacer lo que quisiéramos, pero (porque siempre hay un pero) no quería que su familia lo supiera todavía y ahí el corazón me dio un vuelco: Por si no lo recuerdan la madre de Janis era de la Cofradía de las Urracas, fue justo “la madre” que lloro emocionada cuando termine el secundario en la escuela nocturna pero que me destrozo con la Urraca Mayor mintiéndole a la madre del Lobo, diciéndole que yo lo había emborrachado una noche en que ni siquiera nos habíamos visto. También había participado bastante de las mentiras que las urracas les decían a la madre de la Maga.
Ahora bien: Ella era hija única y la flor mas cuidada de ese jardín. Si los padres de la Maga (la tercera de cuatro hijas) no me habían aceptado, no había motivos para suponer que esta vez iba a ser distinto; pero Janis parecía tan feliz y estaba tan linda que pese mas fuerte en la balanza el sollozo académico que la mentira descarada demostrando la sabiduría de Martin Fierro: “Es zonzo el cristiano macho, cuando el amor lo domina...” y nos fuimos a un telo...
No lo supe hasta que fue tarde, pero en ese preciso momento comencé a cavar la fosa y llenarla de mierda para hundirme en ella hasta el cogote...