jueves, 4 de octubre de 2007

“Cuéntame, Musa, la historia del hombre de muchos senderos, que anduvo errante muy mucho después de Troya sagrada asolar...”. La Odisea, Homero, Canto I


Bueno, en algo había progresado, pese a que mi vida seguía siendo un desastre en todo lo demás: Cuando hicieron el edificio nuevo para la Dirección donde yo trabajaba en la facu, fui beneficiado con un ascenso y una oficina propia en planta baja. Era chica, pero cómoda y yo la arme a mi gusto. Con Lucho y Ladra, dos de los técnicos, hicimos una conexión clandestina a la red (con el beneplácito de la Subsecretaria que había insistido pero no había logrado la autorización correspondiente y justo miro para otro lado) así que además de los tres teléfonos y el fax tenia acceso ilimitado a internet.
Estaba solo de nuevo, había echado también a Jime de mi vida, pero no estaba mal. Siempre me las arreglaba para uno rapidito o una mamada con Adriana en el deposito o en la sala de maquinas y un par de veces habíamos ido al telo de la calle Empedrado, pero ahora estaba con alguien y cada vez era mas difícil pegar un revolcón con ella. Con Janis no pasaba nada, aparecía y desaparecía según sus humores y sus ganas y yo no podía ni quería estar a su disposición así que no nos llamábamos mas. Como contrapartida la Maga y yo tuvimos un par de encuentros, aunque no me gustaba coger con ella: Era como una muñeca de trapo, tirada ahí, menos participativa que un mueble o un televisor, si lo hacia era porque no me parecía nada mal que el nuevo novio tuviera en la frente las mismas protuberancias que por su causa había tenido yo.
Tenia mucho trabajo y eso me ayudaba a no pensar demasiado. No habíamos terminado la mudanza del Hall Central al nuevo edificio, pese a que ya lo habían inaugurado y trabajábamos ahí, así que los sábados a la mañana también iba a la oficina. No me pagaban las horas extras pero servia para sumar francos compensatorios que me permitían seguir viajando por el país de vez en cuando.
Un miércoles, cae la Directora a mi oficina con una pendeja cordobesa de unos veintidós años: Alejandra. Estaba haciendo una pasantia en el Hospital Escuela, en la otra punta del campus y necesitaba acceso a Internet. La intranet del edificio nuevo se estaba configurando todavía así que no había servicio para el publico en el entrepiso por lo que me pidieron a mi si no le podía ceder unas horas a la semana mi computadora. No me gusto demasiado esa intromisión a mi privacidad pero acepte porque la piba me había caído simpática. Me sentía bueno y generoso.
Finalizaba el invierno y los días ya estaban muy lindos así que después de la oficina, los mas jóvenes de la facu nos juntábamos en el bar o en el parque o en la oficina de Monio a tomar mate o cerveza y a boludear. También fue en esos días que el Toro me dice un viernes:
-Vamos al Bar de Moe, esta noche?
-El bar de Moe? Que bar de Moe?
-Uno en Belgrano, le decimos así, pero se llama “El Escandinavo”, esta muy bueno, es tranqui, buena música, se llena de minitas que son un infierno y los dueños son de puta madre...
Así quedamos. Andaba con ganas de conocer algún bar nuevo, en los de siempre ya me estaba haciendo demasiado conocido y se hacia aburrido. No había mujeres nuevas que conocer y yo no perdía la esperanza de conocer alguna que realmente me diera vuelta y que valiera la pena conservar. (Nota mental: Los bares no son buenos lugares para conocer mujeres. Bueno: Para conocerlas si, para conservarlas no. No creo que nadie quiera una mujer a su lado por el resto de su vida a la que le costo menos de diez minutos llevar a la cama.)
Después de la oficina nos juntamos en el buffet a tomar unas cervezas el Toro, Thor, Peque, Monio, el Coyote y yo. Todos tenían algo programado así que no reclutamos a nadie mas. El Toro y yo nos fuimos a su casa con dos botellas de vino tinto que le había traído de regalo de mi ultimo viaje a Mendoza. No había nadie. Descorchamos los vinos y empezamos a tomar, era muy temprano para ir al bar y el Toro saco un tubito de plástico negro, de esos para los rollos de fotos y me pregunto si no me molestaba que fumara.
-Es tu casa- le dije -hace lo que se te de en la bolas
Pero la verdad es que pese a mi imagen de trasgresor, de tipo que esta de vuelta, de macho argentino experimentado yo no había incursionado ese campo todavía aunque mas de una madre me culpo a mi por las experiencias en ese terreno de sus hijos/as, así que pensé: “Tengo un cuarto de siglo, si no es ahora ya no va a suceder” y me prendí.
Si, si, si, es cierto: Me reí mucho, y me mire las manos, y descubrí imágenes sobreimpresas en objetos cotidianos, y me dio un hambre de mil demonios... Pero fuera de eso, de un dolor de cabeza que hubiese preferido evitar y de un gusto muy amargo en la boca no logre otras sensaciones.
Lo de la risa estuvo muy bien, soy un tipo que sonríe mucho (medio de costado, con un dejo amargo o irónico la mayoría de las veces, según mis allegados) pero que en muy contadas oportunidades larga al mundo una carcajada franca, una risa de verdad alegre, quizás porque no he tenido demasiados motivos para reír. Por eso justamente me molesto: Si me río, quiero saber de que y por que. De todas formas la experiencia me pareció positiva: En caso de necesitarlo, sabia que no era un viaje de ida ni nada tan terrible como lo pintaban, pero seguía prefiriendo un buen vino tinto, una cerveza fría o un revolcón con una mujer dispuesta.
Se hicieron las once y media de la noche y salimos, medio “puestos” entre el vino y el humo, y encaramos para el bar que estaba a unas pocas cuadras, en Olazábal y Ciudad de La Paz, en Belgrano.
“El Escandinavo” es un bar chico, angosto y largo, con la barra al fondo y un entrepiso donde hay mas mesas y están los baños. Los dueños, Göran (es sueco, se pronuncia Ioran) y Mariela (su esposa, Argentina, de Venado Tuerto) eran de lo mas macanudos, había dos camareras, una mas linda que la otra: Romy (pelirroja teñida, ojos azules, grandota, culona y tetona, llena de tatuajes) y la Rubia (rubia, como su nombre lo indica, mas chiquita, huesuda, estudiante de psicología y también muy linda) y toda una serie de personajes indescriptibles: Karnibal (que en ese momento estaba jugando Back-Gammon con Göran), el Vaca (exconvicto, actualmente cocinero), Kalvin Klein (asi, con “K”, solo los Dioses conocen el por que del apodo), el Bostero (hincha de boca, medio rolinga, puntero de faso, pendejo, feo como patada en los huevos), Maxi (un boludo, cocainómano, pasado de merca, pesado como pedo de elefante) y el Chino (rolinga también, cutis cetrino (negro, que le dicen), pelo largo, lacio, con flequillo, Fu-Man-Chu, como a todo rolinga corresponde). De fondo, en el bar sonaba Luca: “Rain fall down on me, rain, rain, rain, rain, rain, falling down on me, rain fall down on me, rain, rain, rain, rain, rain, falling down on me, fall on the trees and fall on the stones, fall on the earth and the old dry bones, rain falling all over the world, rain falling on the little boys and girls, rain fall down on me, rain, rain, rain rain, rain falling down on me, rain fall down on me…”.
Me mato, era justo la música que necesitaba escuchar para abandonarme, para dejar que las cosas transcurrieran, pasaran, independientes de mis deseos y de mis nostalgias y me senté a tomar cerveza con el Toro, a charlar con Göran, medio en ingles medio en castilla, que saco un tablero de ajedrez y me rompió el culo sistemáticamente con técnicas desconocidas como el “tenedor” y la “radiográfica” (que estaban muy lejos de la apertura “vasca” y la defensa “siciliana” que había aprendido con el Cejas y su padre) y es que: Que carajo puede hacer un sueco en los largos ocho meses de invierno (porque allá son ocho) mas que ir al “pub” a tomar vodka y a jugar juegos de mesa?
En fin, me sentía cómodo, como en casa (no se bien lo que es sentirse como en casa porque jamás tuve una, pero bien, tranquilo, relajado). Al cuarto mate que me dio Göran, el Vaca me apunta a una morocha que estaba en una mesa pegada a la barra sentada con una amiga y tenia unos ojazos rarísimos. No fui. Era nuevo en el bar y no quise ir, no quise enchastrarla de entrada, además estaba hablando con Göran, Romy y Mariela y me pareció mal cortar la conversación para eso, pero Mariela en una pausa me la señalo con la cabeza, como dándome permiso, así que la mire de frente y me sostuvo la mirada. Demasiado. Me senté con ellas y pedí otra cerveza. Alta, morocha, piel oscura, linda cara, tetas chicas pero bien formadas, muy buen culo, pelo lacio y largo teñido de un color imposible, medio rubio, medio gris, pero los ojos... Los ojos eran otra cosa, nunca había visto nada así: Además del tamaño inusualmente grandes tenían un color que variaba del verde al amarillo y tenia manchitas de un marrón muy suave en el iris, alrededor de la pupila que tampoco era negra. Me hizo pensar en la piel de un leopardo o de un jaguar. Valeria. La boca era de labios generosos, obscenos. A la mitad de mi cerveza ya nos estábamos besando. Cuando la termine fui a la barra como para pedir otra y en un aparte a Karnibal:
-Loco, donde hay un telo por acá?
Me miro sonriendo, me mostró el índice de la mano derecha y señalo a la calle
-No tenes mas que cruzar, justo enfrente
Volví a la mesa, la agarre de la mano y me la lleve. Fácil, muy fácil, demasiado para ser cierto... Pero lo era...
Vale cogía bien, rico, sin locuras, pero mucho y largo. Después del tercero nos dormimos y no escuchamos el final del turno. La acompañe a la parada de su colectivo y me fui a la oficina. Eran las ocho de la mañana y estaba bien, relajado, tranquilo como no lo había estado en meses, no por Valeria a quien sabia que probablemente no volvería a ver, sino por la situación, por el lugar, por la sensación de pertenencia y aceptación, sin preguntas ni planteos.
El sábado a la tarde llame al Toro y volví a ir. En el bar me saludaron como a un amigo de toda la vida y tuvieron la cortesía de no hacer comentarios al respecto (aunque todos sonreían de costado cuando creían que no los veía). Perdí tres partidas de ajedrez con Göran (este vikingo es increíble!!) y llego el Toro con un amigo: El Tigre, personaje imposible de describir, fachero, pelo largo como yo, pero medio rubio, alto y con un resorte en la cabeza que te impedía saber con que iba saltar después. En el bar te daban con la cerveza (de botella o tirada) un plato de maníes y otro de pochoclo salado que te daba una sed que ”te voglio a dire” y no paras de tomar. Íbamos por la cuarta o quinta cerveza (pagábamos por turnos sin que nadie dijera ni preguntara nada, como algo hablado y ensayado hasta el hartazgo). Al lado se sentaron tres mujeres bastante lindas, bastante en pedo y, a una seña del tigre, nos levantamos y desembarcamos en su mesa con los chops en la mano. Las pibas eran compañeras del secundario y se juntaban de vez en cuando a rememorar viejas épocas. Veintidós años. La que estaba al lado mío se llamaba Gisela, era linda, bajita, medio rellenita pero bien. Pelo negro, ojos del mismo color, buena cola y buenas tetas y, pese a ser medio gordita, buena cintura. Para la segunda ronda nos besamos y le tire de ir al telo. Acepto demasiado rápido, como si lo estuviera esperando desde hace bastante y me la lleve.
Gis no era muy buena en la cama, pero muy abierta, aceptaba de muy buen grado cualquier cosa que uno propusiera y tenia una maestría en oral que hacia que nunca me faltaran ganas de empezar otra vez. Me gusto bastante estar con ella y nos quedamos en el telo hasta las seis y media de la mañana.
El domingo quise volver a ir (se estaba convirtiendo en adicción) pero el Toro tenia otros planes así que fui solo.
Era temprano. Göran no estaba, los domingos no iba y me quede charlando con Mariela y Romy. Mariela se reía mucho y me empezó a decir “Tanite Castigattore” pero la corto cuando vio que no era esa la idea, que las mujeres eran un accidente, que era otra la historia. Me presento a una piba muy, pero muy rica, con unos ojos azules como pocas veces he visto (salvo con Romy y Laura) y muy simpática. Al rato de estar en la barra me la lleve a una mesa y seguimos charlando. Cuando estaba por besarla vi de costado que Mariela tenia una cara de lo mas angustiada y me frene, pero seguí charlando con ella. Era medio sobrina de Mariela, hija de una amiga o pariente y tenia la tierna edad de diecisiete añitos (nunca lo hubiera pensado) así que le perdone la vida. La flaquita (Sabrina) se me pegoteo y la verdad es que estaba muy linda pero no me daba para estar con una pendeja, ya estaba de vuelta de esas historias y me pareció que Mariela medio tenia o sentía la obligación de “cuidarla” así que me quede en el molde, la salude y me fui para la barra. Algo de todo esto debe haber sido así, porque me puso enfrente una cerveza de litro que yo no había pedido y me dijo que “la casa invita” con una sonrisa de lo mas sincera.
Me quede en la barra, tomando cerveza y charlando con ella y Romy toda la noche, hasta que cerraron, sin mujeres, pese a que después de Sabrina, se habían arrimado varias a la barra y alborotaron un poco alrededor.
Me fui a casa con una sensación desconocida, rara, agradable: Desde lo de Janis se había producido un gran vacío entre muchas de mis amistades y, al apartarme yo de los lugares que mas frecuentaba nos veíamos mucho menos con la mayoría lo que contribuía a que me sintiera mas solo y desgraciado que nunca.
Decidí ser egoísta y no mezclar el ganado: “El Escandinavo” iba a ser mío, un lugar que fuese para mi lo que “Puerto Arzeno” había sido en mi adolescencia (hasta que la paranoia de un político de mierda lo cerro) pero esta vez lo iba a compartir solo con los mas allegados, con los que valía la pena. Era para invitar solo algunas de mis amistades y para llevar solo algunas de mis relaciones (por supuesto sin contar las que se generaran ahí). Llegue a casa relajado y extrañamente contento y, solo los Dioses saben por que, en cuanto me acosté me dormí como un bendito durante doce horas. Había encontrado un lugar, una cucha para refugiarme...
Que no se me pidan explicaciones, solo cuento como pasaron las cosas.


8 comentarios:

Nununca dijo...

De eso se trata no?... encontrar un lugar, un lugar donde todo encaja...y uno puede ser, uno.

Anónimo dijo...

Encontrar un lugar es... ser uno mismo... es relajacion... libertad... es amistad... tambien es ser un.. vos sabes tanito... y ser un malo jugando al ajedrez y las famosas "jugadas" me las contaste varias veces....
Interesante historia loco... lastima que ya te veo poco... me cago mucho de la risa con vos... despues hechate un arrimada y tomas unos mates con lo muchachos... o ya porq publicas sos quien?? guachin!!! jajajaja!
Nos vemos y, de nuevo, muy buena historia loco....
Adrian-.

Anónimo dijo...

Gracias, Sapo, de verdad, gracias... Yo sabia que no llevabas a cualquiera ahi. Tambien se que de alguna manera yo fui especial para vos, pero me hizo mucho bien que me lo confirmes de este modo porque se lo que fue el "Escandi" para vos y que no solo me hallas llevado sino que lo hallas compartido conmigo durante y despues de nuestra historia me lo confirma mas. Gracias, te quiero mucho, BB. Besos

Pauly

Anónimo dijo...

Y entobces yo ?: Que? Nuestra historia nacio ahi asi que decime como hago para saber que tan importante fui para vos... Me sorprendio lo del "churrito", las veces que fumamos parecias tener una larga practica. No me importa lo que digas, Sapo: Se que me quisiste, que me queres. Se que desde donde podias me amaste a tu manera y yo... Yo no se, creo que toavia... Pero "mejor no hablar de ciertas cosas" jajajaja. Te Mando un beso, Sapo. TKM: La Reeyna (Du Cavernet Sauvignon)

HIROE dijo...

Quiero esas 12 horas yaaaaaa.La gallega esta harta de esta vida de vampira de no dormir las noches.Mentirosaa soy me encanta la noche.Juu comentario recien levantada no lo tenga en cuenta,quiero un cafe yaaaaaaaa.

Anónimo dijo...

Igual que la Reyna, Sapo... De verdad no se bien que buscabas, pero algo buscabas y no era a nosotras. Siempre pense que con vos "las mujeres eramos accidente" y ahora... No te confundas, tengo dos hijos hermosos y amo a mi pareja, pero si nos enconaramos... No se... tkm. Besho

Maru

Dr. Buffo Beodo dijo...

Nun: Si, Nun, de eso se trata
Hiroe: Gracias por pasar, Gayega. Te extrañe. Lamento descirte que no hay cafe pero si un buen vino
Adrian: Esta semana paso y charlamos, tene el agua lista (o una cervecita que ya esta haciendo calor)
Reyna, Maru y Pauly: Si que las quise (y todavia las quiero, pero de otro modo) Como siempre: No entendieron nada, pero gracias por estar, hermosas. Besotes

Abaddon dijo...

Uno tiene que mandar los esquemas a la mierda de lo que los recuerdos debes ser y romper un poco las tradiciones, y nadie mejor que vos Tano... La verdad esta muy bueno..

saludos